En 1943, la ciudad polaca de Lvov vive sumida en la miseria debido a la ocupación nazi. Un día, Leopold Socha (Robert Wieckiewicz), un trabajador del alcantarillado de la localidad, se encuentra con un grupo de refugiados judíos y los oculta, a cambio de dinero, en el laberinto de las alcantarillas de la ciudad. Sin embargo, Socha va cambiando poco a poco y lo que en principio era una forma de negocio aprovechándose del infortunio ajeno, se transforma en una especie de misión en la que Leopold se siente responsable de la supervivencia de aquellas personas.
Dirigida por Agnieszka Holland, el guion se basa en el libro In the Sewers of Lvov, de Robert Marshall, una conmovedora historia real basada en testimonios orales y escritos, en la que el autor relata cómo un pequeño grupo de judíos logró sobrevivir durante más de un año dentro del laberinto del alcantarillado de la ciudad de Lvov entre ratas, suciedad y el constante discurrir del agua pestilente, enfrentándose a la disentería y a la comida en mal estado. Un relato aderezado con escalofriantes pasajes, como el del comandante nazi haciendo que los niños sean lanzados al aire mientras él apunta y les dispara o las madres arrojándose en silencio desde los tejados después de que se hayan llevado a sus hijos.
El 12 de mayo de 1945, el verdadero Leopold murió salvando a su hija del atropello de un vehículo del ejército soviético fuera de control. En su funeral, alguien dijo: "Es el castigo de Dios por haber ayudado a los judíos". Como si necesitáramos a Dios para castigarnos unos a otros.
Krystyna Chiguer, entonces una niña, fue una de las supervivientes de este dramático episodio, escribió sus memorias en un libro publicado en 2008 titulado La chica de suéter verde (The Girl in the Green Sweater: A Life in Holocaust's Shadow), en el que también narra esta trágica aventura.
Desde 1978, Leopold y su esposa Wanda, ambos católicos practicantes, están entre los más 6.000 polacos honrados por Israel como "Justos entre las naciones".
Magníficamente ambientado y con un buen nivel técnico, el film resulta muy emotivo, trágico, incluso cruel, dadas las situaciones que narra, en ocasiones muy duras por su realismo, pero lo que hace diferente a este film de otros sobre temas parecidos, es el tratamiento que da a los propios judíos implicados en la aventura bien a su pesar. Lejos de sentimentalismos, se muestran momentos en que ellos mismos se tornan en sus peores enemigos, peor que las patrullas alemanas o los policías auxiliares ucranianos, debido a su falta de colaboración con Leopold al que llegan a poner en claro peligro y del que alguno de ellos reniega y se enfrenta con él cuando ya la actitud del polaco había cambiado y les estaba ayudando desinteresadamente, viniéndole con exigencias que harían desistir a cualquiera. Estas situaciones son las que contribuyen a mantener la tensión narrativa. En cualquier caso, situaciones horribles que llevan a los personajes al límite de lo que cualquier ser humano puede soportar. En ese aspecto, la película no ofrece tregua.
Una película cruda que refiriéndose a las barbaridades que se han hecho en el pasado nos hace pensar que hoy no se cometen.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero seguimos en lo mismo.
EliminarParece realista, pero lo de lanzar niños me parece mucho. Un beso
ResponderEliminarEsos pasajes, en la película no aparecen.
EliminarTremenda película, todo fue muy cruel en aquellos años.
ResponderEliminarAbrazos.
Ya lo creo.
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