lunes, 21 de agosto de 2023

TENIENTE CORRUPTO

 


Un policía agobiado por las enormes deudas contraídas en el juego y que comete toda clase de abusos de autoridad, decide replantearse su vida y su profesión cuando investiga el caso de una joven monja que ha sido violada.


El policía que interpreta Harvey Keitel, es un adicto al crack y de ahí que su forma de actuar sea la que es, al punto de que cuando se persona en el lugar de algún incidente, lo primero que hace es buscar droga y, si la hay, quedársela, de tal manera que su adicción es su verdadero problema, lo de sus deudas de juego, viene provocado por aquello, aunque tampoco termina aquí, ya que su comportamiento en sí mismo, es poco menos que deleznable: abuso de poder con jovencitas a las que extorsiona, degrada y de las que abusa, prevaliéndose de su placa o ladrones a los que amenaza a punta de revolver para que le den el dinero que acaban de robar y quedárselo en lugar de devolvérselo al atracado.


Hasta que tiene una especie de epifanía: La monja violada, sabe quienes fueron sus asaltantes, conoce sus nombres, pero se niega a revelarlos porque considera que son jóvenes a los que la vida maltrató y condujo por el mal camino y ella les perdona y, siguiendo al pie de la letra las enseñanzas de Jesús, decide cargar con su cruz. Esta situación lleva al teniente a reflexionar, quizá por primera vez en su vida, sobre la culpa y el perdón. 
Abel Ferrara nos muestra la escena más importante de la película como algo fuera de lugar: De repente, el crucificado se aparece al personaje de Keitel, una escena que puede ser interpretada como una ensoñación del protagonista o como un verdadero milagro, de cualquier modo tiene mucho de extemporáneo, en el sentido que cada cual le quiera dar y es la que conduce al desenlace final, una especie de redención de este mal policía (como reza el título original, "Bad Lieutenant"), mucho más ajustado, porque sus connotaciones son más amplias, a lo que es en verdad el teniente. 
Retrato de un personaje que deambula por la vida de forma patética y que acaba hundido en la más absoluta miseria moral como demuestran algunas secuencias realmente directas, explícitas, llenas de crudeza e impactantes donde las haya.




4 comentarios:

  1. Resulta curioso, pero veinte años después de haber visto esta película (como tantas otras, en el programa de Garci en La2), la única escena que aún recuerdo de ella es precisamente la del Cristo a la que aludes más arriba.

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  2. Una película impactante muy bien interpretada por Harvey Keitel.

    Creo que hay un remake con Nicolas Cage en el papel.

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