martes, 25 de julio de 2023

EL MENÚ

 


Tyler (Nicholas Hoult) y su acompañante Margot (Anya Taylor-Joy), llegan al Hawthorn, un restaurante minimalista privado, templo culinario exclusivo dirigido por el reconocido chef gourmet Julian Slowik (Ralph Fiennes), esperando todo lo mejor que la alta cocina les puede ofrecer. Junto a ellos, asistirán a la experiencia un variopinto grupo de personajes (una crítico gastronómica, un actor vemido a menos, etc.), todos ellos aparentemente ricos y de buena posición. Nadie sabe que el genio críptico de la cocina tiene grandes planes para esta noche. Después de todo, el imperioso artista culinario ha estado ampliando los límites del gusto y la buena mesa durante décadas. Ahora, el anfitrión, finalmente puede revelar su obra maestra que tendrá un resultado sorprendente.


Comienzo que alimenta las expectativas pero que poco a poco se va diluyendo a base de repetición de giros que dejan de sorprender. El film se desarrolla prácticamente en un único escenario, el comedor del restaurante con vistas a la cocina. Los personajes se desenvuelven allí y se nos apuntan sus circunstancias personales sin profundizar demasiado en ellas.


Y es que el asunto principal del film, al menos así me lo parece, es una especia de crítica, no exenta de sarcarmo, de este mundo de la alta cocina que reune a personajes singulares que van desde el verdadero gourmet, que siente placer por descubrir y apreciar nuevos sabores, hasta otros muchos que simplemente siguen la corriente y alaban cosas por el simple hecho de venir de quien vienen sin que realmente tengan una idea clara de qué va aquello.  Por extensión, ese mundo puede ser tomado como un reflejo de nuestra propia sociedad, en la que junto a ambientes sofisticados en los que abunda el derroche, convive la pobreza y la necesidad.
El personaje de Fiennes, en cierto modo se siente hastiado de todo este tinglado, de que le sigan el aire personas por las que no siente respeto alguno y por tener que estar demostrando una vez tras otras que no para de innovar. Pienso que la película tiene sus tramos interesantes, pero a lo largo de otros cae en un cierto aburrimiento. A pesar de ello, como digo, tiene sus momentos en los que parece regodearse, caricaturizando situaciones que se nos han hecho habituales gracias al auge que ha tomado la cocina de diseño, como la reiteración de expresiones y situaciones de las que parece mofarse un poco: La repetición constante del "sí chef" o "quiero el emplatado en cinco" y esa especie de situación contradictoria que se crea entre el trabajo creativo y perfeccionista de los cocineros, pero que al chasquido de palmas del chef, quedan todos firmes como velas esperando sus órdenes.
La película navega por géneros diversos (el terror, el misterio, la comedia...), pero no destaca en ninguno de ellos.




6 comentarios:

  1. Vamos, que se podría aplicar aquello de que "quien mucho abarca..." Tal vez el director pretendió abarcar demasiados géneros.

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    1. Yo creo que quiere contar demasiadas cosas en poco espacio y eso hay que saber hacerlo o te sale mal.

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  2. Está claro: "Masterchef" ha hecho mucho daño...

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    1. Ese pensamiento no me lo pude quitar de la cabeza mientras veía algunas escenas.

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  3. Hola Trecce!
    La había pasado por alto pero en cierto modo me has despertado el interés. Jamás he puesto el pie en uno de esos restaurantes, a decir verdad no sabría como comer uno de esos platos tan minúsculos.
    Es curioso, hace años asistimos a una autentica fiebre por el bricolaje, ahora son los fogones, reconozco mi nula capacidad para cocinar sin ser lo mas basico.
    Saludos!

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    1. Yo sí he estado en un par de restaurantes con estrellas de neumático, siempre invitado, aclaro, y he de decir que está muy bien recreado el ambiente.

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