sábado, 6 de febrero de 2021

LOS HONGOS

 


Cada noche después del trabajo, Jovan Alexis "Ras" (Jovan Alexis Marquinez) pinta grafitis en distintos muros de su barrio al oriente de Cali. Durante el día es peón de la construcción y el hijo de Maria (María Elvira Solis), una dulce mulata que emigró a la ciudad proveniente de la selva del pacífico. Ras no ha vuelto a dormir bien y está empezando a soñar despierto. María sufre por esto, pues piensa que alguien lo ha embrujado y el chico terminará cayendo en la locura. Un día Ras pierde su trabajo por robar varios botes de pintura. Sin un peso para ayudar a su madre, atraviesa la ciudad en busca de su amigo Calvin (Calvin Buenaventura), otro joven grafitero estudiante de bellas artes, que por esos días vive momentos difíciles tras la desintegración de su familia y el cáncer que padece su abuela. Los jóvenes irán sin rumbo fijo por la ciudad, y como dos hongos contaminarán su entorno, esta vez de inmensa libertad.


El film navega entre el documental y la ficción. Su realizador, Óscar Ruiz Navia, nos acerca al mosaico que es la ciudad de Cali, un lugar heterogéneo, mezcla de identidades, representada en cierto modo por los dos protagonistas, provenientes de estratos sociales y culturales diferentes: Uno emigrado recientemente con su madre, desde la selva a la ciudad y el otro, un modélico estudiante de Bellas Artes, de padres separados y cuya ocupación principal consiste en cuidar a su abuela enferma.


La relación entre Colombia y Egipto, aparentemente incongruente tratándose de dos países tan alejados cultural y geográficamente, representa la globalización en que vive el mundo actual. Ras y Calvin forman parte de un ambicioso proyecto coordinado por un colectivo de grafiteros en el que los jóvenes protagonistas tratarán de materializar el mensaje “Nunca volverán a silenciarnos”, extraído de un vídeo de Youtube de las revueltas de Egipto.


Los actores se desenvuelven con naturalidad, con un estilo en el que abunda la improvisación. De fondo, se nos esboza la situación política, estamos en plena campaña para unas próximas elecciones y los jóvenes desarrollan su crítica política de una forma que podríamos llamar pasiva, muy lejos de lo que la generación anterior podría haber pensado. Demuestran su oposición al sistema simplemente pasando de él.
Sin hacer de ello un drama, también queda reflejada la pobreza de una buena parte de la población que, prácticamente, vive al día, con absoluta carencia de medios y una precaria situación laboral, viviendo en casas inacabadas y con escaso y pobre mobiliario. 
Igualmente queda patente la añoranza de la población de color por un pasado que les fue arrebatado cuando sus antepasados fueron robados de la tierra que les vio nacer. y que ellos han idealizado.
Sin olvidarnos de las iglesias cristianas que han eclosionado por doquier en toda Latinoamérica, para unos, un refugio y un lugar de convivencia y solidaridad; para otros, una manera más de mantener a sus fieles en una situación de conformismo y evitar brotes de descontento y violencia.


Es una película curiosa en la que lo mejor está en la apariencia de espontaneidad con que está rodada y la tierna y respetuosa relación de Cali con su abuela. Puede que a más de uno no le llegue su mensaje, si es que lo tiene, más allá de la lucha por conseguir un sueño con toda la ingenuidad, pero también con la fuerza y la constancia de la juventud.




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