Eva (Ingrid García Jonsson), una joven abogada española afincada en Edimburgo, va a casarse con Stuart MacDonald (Leander Vyvey) un escocés hijo de una familia rica, aristocrática y muy conservadora. Cuando Eva descubre que su abuela Sofía (Verónica Forqué), es lesbiana y que, a sus 74 años, planea casarse con su amiga Celia (Rosa María Sardà), ve peligrar su propia boda, decidiéndose por volver unos días a su pueblo en la isla de Lanzarote e impedir el enlace, para lo que contará con la complicidad de Jorge (David Verdaguer), el hijo de Celia.
Una de esas contadas ocasiones en que crítica y público parece que han visto la misma película y no dos films diferentes. ¿Y a qué conclusión han llegado?, pues a que es un bodrio, así de claro, con más o menos matices, pero tal cual.
Decepcionante que con un buen reparto, un equipo técnico de primer nivel y unos paisajes que dan para recrearse, el resultado hay sido tan pobre y tan mediocre, con un guión pésimo y una dirección de actores que parece no existir.
He de confesar que sabía todo esto, en los tiempos que corren, con toda la información que tenemos, es dudoso que una película te sorprenda para bien o para mal, a no ser que vayas el día del estreno o que aún no haya dado tiempo a que el respetable se exprese. No era el caso.
Pero el 11 de junio de 2020 nos dejó Rosa María Sardá, una de las grandes cómicas de nuestra escena, además estaba Verónica Forqué, otra que tal baila y, aún sabiendo que iba a ser tiempo perdido, en una de esas noches en que uno tiene tiempo para perderlo, me puse a ello.
Pues eso, que da pena, no comprende uno bien cómo se puede hacer tan mal y mira que yo soy respetuoso con la novelas (incluso con las malas), con las películas (incluso con las malas), con el arte en general (incluso con el malo), porque pienso que ellos saben hacer cosas que no entran, ni de lejos, en mis habilidades y que criticar es muy fácil, pero escribir, filmar, pintar o cincelar, es muy difícil.
El caso es que da pena ver esta película, hasta el asunto de la homosexualidad desprende caspa a raudales, como comedia no funciona y lo demás, pues nada, quitando algún golpe divertido del cura progre (interpretado por Alex O'Dogherty) y un par de planos aéreos muy bonitos plásticamente, nada de nada, y eso por salvar algo.
Creo que Rosa María merecía otra despedida.
Hola Trecce!
ResponderEliminarSupongo que a medida que avanza un rodaje todas esas costuras las tiene que ver el director, aunque también me imagino que ya puestos hay que seguir adelante con el proyecto. Estoy de acuerdo, nos hubiera gustado otra cierre de su carrera para la buena de Rosa.
Saludos!
Pues seguramente, como dices, la realizadora se daría cuenta de que aquello estaba saliendo un poco torcido.
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