lunes, 22 de febrero de 2021

UNDER THE SKIN

 


En Glasgow, un motorista recoge el cuerpo de una joven a pocos metros de la carretera y lo coloca en la parte trasera de una furgoneta, poco después, una mujer desnuda se pone su ropa. Después de comprar ropa y maquillaje en un centro comercial, la mujer conduce la camioneta por Escocia, deambulando por calles y parajes, arrastrando a hombres solitarios y confiados a un destino fatal.


El guión adapta un relato de Michel Faber publicado en 2000. La película, como ya es de sobra conocido, ha llegado a las pantallas españolas con siete años de retraso por razones puramente económicas (como casi todo en este mundo nuestro), pues ninguna distribuidora española vio su viabilidad comercial debido al alto precio que se pedía desde su productora británica. Pero hubo una que esperó, reiterando año tras año una oferta que, al final, ha terminado con la película exhibida en treinta cines de España en 2020.


Como tantas veces ocurre, disparidad en las valoraciones del film, sobre todo entre los espectadores, ya que la crítica, en general (también hay alguna voz discrepante) la alaba, incluso llegando a calificarla como una de las mejores películas del cine británico de los últimos años. Sea como fuere, la película, prácticamente desde su estreno, es considerada como un film de culto y mi opinión personal es que perdurará en el tiempo como tal. Salvando las distancias, en cuanto que el argumento no sigue los mismos derroteros, no están muy errados quienes la comparan con Blade Runner, pues aparte de la estética diferente, de la disparidad en los argumentos y del anecdótico desnudo de Scarlett Johansson, hay un punto que se me antoja esencial en los argumentos de ambas películas que las hace converger y es el de la humanización de los androides en el caso de la película de Ridley Scott y de esta presumible alienígena en Bajo la piel. Al menos en este film, ese es el centro, el eje sobre el que pivotan las posibles reflexiones que se quieran hacer sobre la película. La mujer va descubriendo cosas sobre los humanos para las que no ha sido preparada o instruída y el momento clave es la caída en plena calle, cuando ve a gente a su alrededor que se preocupa por ella y que desea ayudarla, lo que supone un choque y una especie de despertar moral para alguien que, hasta ese instante, no hacía otra cosa que cumplir con la misión de cazadora de cuerpos para la que había sido enviada, sin verse acuciada por reparos morales. Otro choque posterior vendrá cuando descubra que esa misma humanidad, esos hombres en los que ha descubierto que se mueven también como un rebaño (en el mejor sentido del término), que pueden ser solidarios y bondadosos, son también peligroso y malvados.


La película, de ritmo pausado, tiene mucho de espectáculo sensorial, tanto por su banda sonora, como por esos momentos en los que Jonathan Glazer se recrea en las secuencias en que los hombres siguen a Johansson hasta sumergirse y desaparecer en esa especie de líquido negro transparente. También tiene algunas secuencias de gran belleza plástica y con un fondo emotivo, muy sugerentes, como la de la playa con el bebé llorando abocado a una muerte segura en cuanto suba la marea o el sueño de la protagonista en que parece fundirse con la naturaleza. 
Como suele ocurrir con este tipo de películas, seguirá levantando opiniones encontradas y, seguramente, así será ya para siempre, entre quienes disfruten de ella y aquellos a los que decepcione.




6 comentarios:

  1. Es más abstracta pero finalmente más interesante que la novela en que se basa.

    Saludos.

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  2. Hola Trecce!
    Estoy desconectadisimo, me tengo que poner al dia con los titulos. Otra que me apunto. Se agradecen las recomendaciones.
    Saludos!

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    1. Esta, además, ya es un poco antigua para la velocidad a que van los tiempos.

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  3. No tiene mucha relación con tu comentario, Trecce; pero sería interesante ver alguna película, que seguramente exista, sobre la "robotización de los seres humanos", por invertir la expresión que tú empleas. Es decir, una película sobre la idea de que seamos meras máquinas naturales, en el fondo sin voluntad, sin libre albedrío, movidas por necesidades, sin capacidad de obrar conforme a decisiones o leyes morales, determinadas completamente por la Naturaleza... Una idea sostenida, creo, por ciertos autores y que, en general, no resulta agradable. Por mera curiosidad de ver cómo lo tratan los artistas, digo; yo sigo creyendo en el libre albedrío humano.

    Esta me la apunto; tiene buena pinta y no la conocía... Saludos,
    Marcos M.

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    1. No exactamente, pero ya se han hecho cosas parecidas, por ejemplo "Tiempos modernos", protagonizada por Chaplin.

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