Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) es una viuda jubilada que vive en un pequeño apartamento. Pasa la mayor parte del tiempo viendo televisión, especialmente un programa de autoayuda. Precisamente comienza a tener una nueva ilusión cuando recibe una llamada para asistir a un programa de televisión, por lo que decide comenzar a adelgazar para poder ponerse el vestido rojo que llevó en la graduación de su hijo hace unos cuantos años.
Su hijo, Harry (Jared Leto) es un drogadicto, pero junto con su amigo Tyrone (Marlon Wayans) tiene ansias de triunfo convirtiéndose en un traficante de drogas. La novia de Harry, Marion (Jennifer Connelly), podría ser diseñadora de modas o artista, pero se deja llevar por el mundo de las drogas de Harry.
Mientras tanto, Sara ha desarrollado una adicción propia: su proyecto de seguir una dieta para perder peso, no da el resultado esperado, por lo que acude a una clínica regentada por un médico sin escrúpulos que le receta pastillas para adelgazar, píldoras que resultan ser muy adictivas y perjudiciales para su estado mental.
El guión se basa en la novela homónima escita por Hubert Selby Jr., coguionistas del film junto a su realizador Darren Aronofsky, ambientada en EE.UU. a finales de los años setenta.
En el apartado técnico y visual, Aronofsky juega en algunas secuencias con elementos poco habituales, aunque no novedosos: pantalla partida en algunos diálogos entre el protagonista y su novia y repetición de planos con los que pretende transmitir al espectador la maquinal repetición del ceremonial yonki (preparación, chute, sobre estimulación, alucinación y bajonazo), esa espiral que se convierte en su única vida.
La película narra dos historias de peligrosas adicciones, la de la droga estandar que todos conocemos (cocaína, heroína, etc.), que afecta a los jóvenes del film, en la que se meten por el afán de hacer dinero fácil y rápido, ya que eran consumidores de drogas blandas y, con la excusa de probar la calidad del producto que van a cortar y revender, acaban enganchados. Y, por otro lado, la adicción de la madre de Harry, que tiene un claro origen en su sentimiento de soledad, cuando la invitación (suponemos que fraudulenta) para asistir a un programa de televisión, la saca de su monotonía y, pretendiendo mejorar su aspecto físico, se pone en manos de una especie de "doctor milagro", un tipo sin escrúpulos que la receta anfetaminas para deje de comer y adelgace en poco tiempo, provocándole graves daños en su mente.
La película es muy dura, precisamente porque cuenta la realidad sin tapujos y vamos asistiendo a la degradación física y moral de los personajes en la seguridad de que aquello va a acabar muy mal y, por duro que parezca, la muerte será la menor de sus desgracias.
Es verdad, es muy dura, pero muy buena. Recomendable.
ResponderEliminarYo también lo creo.
EliminarLa fantasía que se monta la madre con el programa de televisión me recuerda un poco a la de Joaquín Phoenix en "Joker", cuando imagina que Robert de Niro lo recibe en su show.
ResponderEliminarSe sumerge totalmente en ese mundo imaginario hasta perder la razón.
Eliminar