martes, 29 de enero de 2019

UN ENSAYO DEL DÍA D (EL DESEMBARCO DE DIEPPE)

En 1942, las autoridades soviéticas presionaban a los aliados para la apertura de un segundo frente en Europa occidental que obligara a los alemanes a desvíar esfuerzos hacia allí. En realidad los gobiernos occidentales compartían esta opinión, ya que el colapso del frente ruso haría zozobrar el esfuerzo aliado.
En abril del 42 comenzó a tomar forma una operación cuyo objetivo sería tomar por unas horas un puerto en la costa francesa del Canal de la Mancha, era la Operación Rutter, en la que iba a intervenir un número nada desdeñable de hombres y material, se trataba de un ensayo para una operación de mucho mayor envergadura en la que por primera vez iban a ser desembarcados tanques y que incluía el lanzamiento de paracaidistas tras las líneas alemanas.
De pronto empezaron los inconvenientes que acabarían por hacer fracasar la operación prevista para el 7 de julio, pero retrasada primero 24 horas y luego indefinidamente, además los buques que iban a participar y que se hallaban en el Estrecho de Solent, fueron víctimas de un ataque aéreo alemán que llevó a los aliados a pensar que habían perdido el factor sorpresa, contando con que los daños sufridos por los barcos eran un inconveniente excesivo.
Entonces se rescató un plan anterior sobre Dieppe, un puerto francés en el Canal de la Mancha. Se suprimió el lanzamiento de paracaidistas que fueron sustituídos por comandos que desembarcarían desde el mar en pequeños grupos que, a su vez, se dividirían en dos para atacar en forma de pinza la batería de costa que protegía el lugar.
En las últimas horas del 18 de agosto de 1942, 230 barcos se habían concentrado en los puertos del sur de Inglaterra para lanzar el ataque, comenzaba la Operación Jubilee, con la que había sido rebautizada tras el abandono de proyecto inicial. Pronto empezaron a surgir las desgracias e imprevistos que se irían encadenando uno tras otro. Un convoy alemán que costeaba por la zona, se cruzó en el camino de la flota de ataque de manera imprevista, a pesar de lo cual, los comandos comenzaron a subir a las lanchas, el grupo que debía acallar la batería de costa alemana, se encontró de lleno con los barcos alemanes, la confusión que se produjo, provocó el hundimiento de varias naves de asalto y la dispersión de las que salieron como pudieron del encontronazo.
Con menos fuerzas de las previstas y con el factor sorpresa perdido, lograron distraer a la batería de costa, pero no destruírla, ni siquiera dañarla. Además, llegado el momento clave, se sucedieron una cadena de errores que acabaron comprometiendo el ataque aliado. A última hora se sustituyó la cobertura aérea por el uso de pantallas de humo, pero el viento que soplaba de sur, limpió el humo, dejando al grueso de las tropas al descubierto, esto unido a que los nueve tanques que habían de desembarcar en la primera oleada, llegaron tarde por un fallo en la navegación, hizo que los primeros soldados en llegar a tierra fueran masacrados literalmente, situación que se repitió con los grupos que les siguieron. Curiosamente, antes del desembarco, se había conseguido actualizar la información sobre las defensas alemanas en las que figuraban estas ametralladoras que barrían la arena una y otra vez, pero la información se quedó en algún punto de la cadena y nunca llegó a conocimiento de los responsables de planificar el desembarco de Dieppe.
A las 9:40, se emitió una orden de retirada, pero los soldados que habían cruzado la playa y llegado a tierra más protegida, tenían que desandar lo andado para alcanzar las lanchas y regresar, todo ello bajo el fuego de las mismas ametralladoras alemanas que les habían diezmado al llegar.
El balance final fue un absoluto desastre, 4.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, uno de cada tres. El general canadiense John Hamilton Roberts, responsable de la operación sobre el terreno no volvió a dirigir tropas en un campo de batalla en su vida. Antes del desembarco, Roberts había dicho ante sus oficiales que Dieppe sería como un trozo de tarta listo para ser comido sin problemas. Año tras año, el 19 de agosto, el general recibió una caja enviada de forma anónima a su domicilio por correo, conteniendo un trozo de tarta.




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