miércoles, 18 de enero de 2017

LA LA LAND

Mia (Emma Stone) es una aspirante a actriz que trabaja como camarera en Los Ángeles a donde ha ido a vivir con el objetivo de abrirse camino en su sueño profesional.
Sebastian (Ryan Gosling), es un músico de jazz que sobrevive gracias a actuaciones en cócteles y bares de poca categoría.
Para ella, el sueño de Hollywood, convertirse en una estrella de cine. Para él, el jazz más puro, mantener vivo un género agonizante. Ella es pizpireta, optimista y con un gran sentido del humor. Él es introvertido, quisquilloso, extremadamente talentoso pero también egocéntrico y engreído.
Ambos trabajan duro para conseguir esos objetivos, pero se ven obligados a tomar decisiones que amenazan con rasgar la frágil tela de su amor, y la ambición de ambos por llegar a la cima, supondrá un obstáculo para el futuro de su relación, ya que además, piensan que para llegar a la excelencia hay que volcarse plenamente, aunque suponga dejar de lado otros afectos y otros aspectos de la vida.
Todo ello aderezado con desencuentros y malentendidos tan típicos de este tipo de comedias románticas en el más puro estilo de los clásicos.


El género que deslumbró en el Hollywood de los 50, renace de sus cenizas y no es con una adaptación de un éxito de Broadway como había ocurrido en algunas ocasiones, sino un producto creado específicamente para el cine.
Damien Chazelle no es un recién llegado, ni un realizador que pretenda demostrar que sabe tocar todos los palos cinematográficos y para ello saque adelante este musical, sino que tiene una exitosa carrera previa (Guy and Madelaine on a park bench y Whiplash) y en esta ocasión vuelve a colaborar con Justin Hurwitz para acercarnos una historia sencilla, pero muy emotiva y bien trabajada, con unos protagonistas espléndidos en su trabajo, que transmiten emoción al espectador. El conjunto es un maravilloso trabajo que ha encandilado a público y crítica y que se postula a ser considerado como un clásico del género a tan poco tiempo de su estreno.


La película es una combinación de aciertos, por un lado la sensacional interpretación de los dos protagonistas, por otro las melodías y la conseguida coreografía, con momentos realmente brillantes, como el espectacular arranque o las románticas escenas del observatorio y, para rematar el compendio de logros brillantes, la sabia mezcla del sabor clásico con el aire fresco que destila.
Plagada de homenajes cinéfilos a algunos de los clásicos del género, en los que se inspira sin tratar de ocultarlo, sino todo lo contrario. Los músicales de Rogers y Astaire, Kelly o Charisse, con número de claqué (o tap) incluído, están presentes en el film, pero también los hechos fuera de Hollywood, porque Chazelle es un enamorado de la música y le da igual dónde se haga, de hecho, queda patente esa fascinación que siente por la película de Demy Les parapluies de Cherbourg, no sólo por el colorido, sino por la propia historia en sí.
Y para acabar de rematar la brillantez de la película, ese final desgarrador, pero emocionante y romántico donde los haya, con uno de los más logrados planos finales que he visto en los últimos tiempos.




4 comentarios:

  1. No tenía intención de ir a verla, pero creo que ha conseguido que cambie de opinión. No me suelen gustar mucho las películas que son muy alabadas y premiadas (como está siendo esta) ya que no suelen llenar las espectativas creadas, pero esta parece que sí.

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    Respuestas
    1. Los gustos de cada uno son los que son y nada quiere decir que a mí me haya gustado y entretenido. Cerca de mí, noté que alguien echaba un sueñecito.
      Dicho lo cual, añado que el director no engaña a nadie, ya desde la primera escena se ve que la historia es muy típica: Chica conoce chico... Pero también, que lejos de la complacencia, la resolución tira por el lado de lo verosímil, de que la vida no es un cuento de hadas.
      Y en un medio que se presta tanto a las truculencias, en este film, es el propio Ryan Gosling quien toca el piano (y lo hace bien) y son ellos los que cantan, no sé si se ha recurrido al doblaje o no, pero las voces son las suyas.

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  2. La definiría simplemente como deliciosa. Se disfruta con todos los sentidos, los colores, la música. Y los dos protagonistas, que química tienen.

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