jueves, 19 de enero de 2017

EL GOLPE

Dos estafadores, uno joven y otro experimentado, trazan un plan para vengar a un amigo común asesinado por un capo mafioso. Un numeroso grupo de amigos del difunto, les ayudarán a conseguir su objetivo.
David S. Ward se inspiró para escribir el guión, en las hazañas reales de los hermanos Charley y Fred Gondorf, cuyas experiencias culminaron en una estafa similar a la que se muestra en la película. Marvin Hamlisch recibió el encargo de adaptar la música de Scott Joplin para la banda sonora de la película. Al principio, Hamlisch se mostró reticente, se consideraba un creador y nunca había hecho adaptaciones, pero enseguida se dio cuenta del potencial que encerraban las melodías de Joplin y aceptó.
A lo largo del film, se muestran una especie de tarjetas que anuncian los cambios de escena, estas tarjetas, con delicados dibujos, fueron creadas por Jaroslav Gebr y recordaban a las viejas ilustraciones del Saturday Evening Post, una publicación muy popular en los años 30.
La película, en general, está muy cuidada en cuanto a la ambientación y también en los detalles, Robert Surtees, el director de fotografía se inclinó por dar a los fotogramas tonos sepias y marrones para tratar de revivir el entorno de los 30.
El vestuario fue diseñado por Edith Head que, cuando recogió el último de los ocho Oscar de su carrera, ganado por este film, dijo: Imagínense lo que supone vestir a los dos hombres más guapos del mundo y que encima te den un premio.


El golpe siempre ha sido una de mis películas preferidas, podría estar viéndola cada poco, sin cansarme y es que es uno de esos pocos films que resultan perfectos, con un guión redondo, un ritmo sin demasiados altibajos que se ve animado por un par de persecuciones muy bien rodadas, un director que lleva la batuta con mano maestra, un final espléndido, una música de esas que recuerdas y un elenco de actores maravilloso, secundarios incluídos, pues muchos de ellos tienen su pequeño (o gran) momento en la película y lo hacen estupendamente.
George Roy Hill, volvió a reunir a Newman y Redford que lograron dos de sus mejores actuaciones y es que lo tenían todo, buenos intérpretes y además guapos.
Una película de esas que no se olvidan y que siempre vuelves a ver con agrado.




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