Una chiquilla vive con su abuela, perdidas en la sierra. Al morir la anciana, la cría emprende viaje en busca de su madre con la pista de una dirección en una añeja carta, que corresponde (esto lo descubre al llegar) a un club de alterne. La madre ya no está allí, pero el chulo propietario del garito, ve en la chica una mina de oro y quiere sacar provecho de su cara bonita, su cuerpo serrano y su virginidad, para disfrute propio y ajeno.
Irrumpe de nuevo en escena el camionero que la llevó hasta allí, como una suerte de príncipe azul que tratará de ayudar a la chica de sus sueños y arrancarla de las manos del malvado villano.
El film se basa en un relato de Arturo Pérez-Reverte ("Un asunto de honor") escrito pensando en el cine, aunque se publicó en forma de libro poco antes del estreno de la película.
Estamos ante una historia de buenos y malos en toda regla, incluso me atrevo a decir que, algunos buenos son ingenuos y los malos, bastante patéticos. Una historia que resulta increíble, a pesar de que todos sabemos que puede ocurrir perfectamente, pero es que el tratamiento que recibe, hace que la sintamos como irreal.
Los actores tampoco es que contribuyan mucho a elevar el nivel, algunos sobreactuando y otros, como en el caso de la protagonista, como pasmados de verse allí.
Las gracias o las escenas que pretenden tener algún toque de humor, dan pena y apenas hacen gracia, quizá el único que consigue dar con lo que requiere el papel es Luis Cuenca, en su breve intervención y algunos momentos muy contados de Jorge Perugorría.
La verdad es que da un poco de pena, porque la historia no es mala, Pérez-Reverte dice que la concibió como una especie de cuento de hadas con final feliz, pero aquí parece un relato de serie B o C.
Podría haberse convertido, al menos, en un testimonio con ciertos toques dramáticos e irónicos sobre lo que es el mundo de los clubs de carretera y en algunos momentos parece que lo va a conseguir, pero todo se queda en el intento.
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