Lulú (Francesca Neri), una adolescente de 15 años, la séptima de nueve hermanos, entre los que se encuentra Marcelo (Fernando Guillén Cuervo), un dios hecho hombre para ella, su referente materno y paterno y a la vez su refugio, ya que sus padres no le prestan demasiada atención.
Fruto del poco valor que se otorga a ella misma, la lleva a quererse a través de Pablo (Óscar Ladoire), el mejor amigo de Marcelo, profesor de universidad y 12 años mayor que ella.
Una atracción que no es exactamente amor platónico, sino básicamente carnal, lleno de deseos y perversiones que la llevan a perder la virginidad con 15 años, de una manera poco tradicional. Lo que ocurre es que Pablo, sin que ella lo supiera de antemano, se marcha de profesor a una universidad norteamericana. Cuando regresa, no sólo no se han olvidado uno del otro, sino que contraen matrimonio, dentro del cual, seguirá los caminos que le marca su marido, tratando de satisfacer sus peculiares exigencias, lo que la llevará a convertirse en una adicta al sexo y a toda clase de perversiones sexuales involucrándose en infinidad de relaciones, manteniendo sexo con parejas, tríos, travestis y participando incluso en orgías. Acaba realizando todas sus fantasías sexuales, pero no consigue escapar de la infelicidad y la baja autoestima que arrastra, entrando además en una deriva que la lleva a un peligroso descenso a los infiernos.
Según comentaba Almudena Grandes, autora de la novela en la que se basa el film y coautora del guión, junto al propio realizador, lo que más preocupaba tanto al director, Bigas Luna, como a ella, era que, al ver la película, alguien pensara que los protagonistas eran unos psicópatas o unos seres enfermos o unos seres excepcionales. Estuvieron de acuerdo en tratar de reforzar todo lo que llevara a hacer comprensibles las relaciones entre los personajes y en no mantener su relación en un plano que llevara a la gente a suponer que ésta es una historia que no ha pasado nunca, tratando de transmitir la impresión de que es una historia que pasa en Madrid, en una época determinada, en un país donde se dan unos condicionamientos determinados.
Bueno, eso es lo que ellos trataron de hacer al llevar a la pantalla la novela que supuso la irrupción de Almudena Grandes en el panorama literario y que supuso todo un éxito editorial. Sin embargo la cosa quedó en intento. La novela es ya de por sí muy visual, pero creo que al trasladarla a la pantalla hay cosas que no quedan bien explicadas y el final, que no está del todo bien logrado ya en el texto, aquí queda aún peor, como si se hubieran metido en un jardín del que no saben salir.
La película no es de las mejores de Bigas Luna (cualquiera de su famosa trilogía del macho ibérico la supera, también Bilbao y Angustia), pero tampoco es tan mala como se ha dicho. Quizás el paso de los años la ha perjudicado, pero podría encuadrarse en un tipo de cine que se hacía bastante en esa época (véase Lunas de Hiel de Polanski o cualquiera de las de Bertrand Blier).
ResponderEliminarSaludos.
Alguien dijo (no recuerdo dónde lo leí) que Bigas es más un artista que un cineasta, de hecho ha tocado otros muchos palos del arte y quizá en esta película estaba más preocupado por la estética o por la experimentación o vaya usted a saber por qué, que por el argumento en sí.
EliminarNo lo sé.
La novela es bastante mediocre, pero cayó en gracia y creo que acertó en el momento social. Algo parecido a lo que ha pasado con las sombras de grey. Y la película, demasiado bien salió para la mala base que trae.
ResponderEliminarLa novela, en mi modesta opinión, no tiene que envidiar a las 50 sombras esas y además fue escrita con anterioridad, lo que supone ese toque de originalidad y, como digo en la entrada es muy visual, pero hacia la mitad y sobre todo al final, pierde mucho.
EliminarCoincido en que no tiene nada que envidiar a las sombras, estas son mucho más un producto de marketing que una verdadera novela. Evidentemente con 20 años menos es mucho más original en lo provocativo.
EliminarLeí la novela por curiosidad de saber cómo novelaba la Grandes y me llevé una decepción total porque eso era más escritura erótica que Literatura.
ResponderEliminarNo me gustó nada.
En cambio, tal como te dije en otra ocasión, hay escritura erótica buenísima en novelas como MAESTRA.
Tuvo su momento.
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