viernes, 27 de mayo de 2011

SILENCIO, SE TRABAJA

Menos hablar y más trabajar. Esa frase forma parte de la sabiduría común de cualquier colectivo, desde un equipo deportivo, hasta el consejo de administración de una empresa.
No es que no haya que hablar, hablar es conveniente, el intercambio de ideas, de impresiones, de experiencias, siempre enriquece, pero todo tiene un límite y además, en este caso, casi siempre sabemos o al menos intuimos, cuando se está pasando ese límite. Ese instante, a veces difuso, es aquel en el que debemos dejar paso a los hechos, a las actuaciones concretas, el momento de decir: Manos a la obra.
Señores y señoras que manejan la política de este país, es cierto que faltan unas elecciones generales que, con adelanto o sin él, están a la vuelta de la esquina, pero yo les pediría con humildad que respeten al ciudadano, que nos respeten, que dejen de llorar unos y de sacar pecho otros, la campaña de mi ciudad, de mi pueblo, de mi autonomía, pasó.
Déjennos en paz, no den más la tabarra, hablen lo indispensable, lo suficiente para que estemos informados y trabajen.
Es lo que espero y deseo, porque en las siguientes elecciones, ustedes nos van a pedir y para poder pedir hay que estar dispuesto a dar algo a cambio. Normalmente el ciudadano se conforma con bien poco, piensen en él y no se miren el ombligo, al menos no más de la cuenta.

6 comentarios:

  1. Aquí por desgracia mucho lalala y luego lilili se nos va la fuerza por la boca y nos perdemos en diálogos de besugo y burocracias varias, es un defecto nacional que en los políticos se hace bastante insoportable, con alguna loable excepción...
    Saludos.

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  2. Lo del lalala y lilili, lo damos por hecho, ya estamos acostumbrados (nunca se acostumbra, pero bueno) a sus tonterías, pero es que ahora el panorama no está para perder mucho el tiempo en fuegos artificiales. Y mientras tanto, hala, a gastar dinero en chorradas. Un saludo.

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  3. Estos necios, ahora se tiraran meses peleando entre ellos y al pueblo que le den. Ellos son así, el poder por el poder.

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  4. Son un tanto inútiles, por decirlo fino.

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  5. ¿Cuántas veces intentas localizar a alguien y te responden que está reunido? Uno llega a la conclusión que en una empresa donde hace falta tanta reunión es que los jefes no saben dar claramente las órdenes, los subordinados no son capaces de enterarse de qué se les manda, o las dos cosas a la vez.
    Cuando los políticos nos mandan tantos mensajes a diario puede pasar lo mismo.

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  6. Y cuántas veces esos mensajes, algunas veces en forma de leyes, los mandan de tal manera que a uno le da la impresión de que lo hacen para que parezca que hacen algo, cuando en realidad no hacen nada o no lo que deberían hacer.

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