martes, 17 de octubre de 2023

CRUZADA EN EUROPA

 

Cuando acabó la II Guerra Mundial, el comandante supremo aliado en Europa, el general estadounidense Dwight D. Eisenhower, publicó sus memorias de guerra, que inmediatamente alcanzaron un gran éxito comercial, realizándose dos nuevas ediciones en poco tiempo. Ike da muestras de su talla política a lo largo de las páginas de la obra, no tanto de la militar, siempre muy cuestionada. El último capítulo, correspondiente a su viaje a la Unión Soviética, es significativo al respecto y casi abre la puerta a una carrera posterior. En los primeros capítulos se centra en los preliminares de la entrada en guerra de Estados Unidos y cubre extensamente la campaña en el norte de África. Sus comentarios, aún siendo bastante subjetivos, no dejan de proporcionar una visión muy interesante de la postura estadounidense a lo largo de la contienda. De todas maneras, el que fuera Comandante Supremo sabe mantenerse a lo largo del texto en una postura, en general, poco conflictiva con respecto a sus aliados. Resultan muy interesantes los capítulos dedicados al Desembarco de Normandía y los posteriores avances por territorio continental, en los que se relata cómo después de maduras reflexiones, el Estado Mayor aliado decidió que el día D, aquel en que se debía iniciar la invasión de Francia, fuera el 5 de junio de 1944. Las tropas norteamericanas, británicas y canadienses, fueron transportadas por mar o por aire desde la costa inglesa, y el autor relata sus impresiones sobre el desarrollo de los acontecimientos cuando empezaron a operar en la mañana del día señalado y las acciones se sucedieron aproximadamente según lo previsto, siempre con cierto optimismo, seguramente por el curso favorable de los acontecimientos pese a puntuales inconvenientes. Por ejemplo, cuando tras el huracán que se desencadenó el día 19 de ese mes y que mantuvo detenidas todas las faenas de desembarco durante cuatro días, en el sector americano gran número de buques y lanchas encallaron o quedaron varados en la playa de Omaha, la idea que saca Eisenhower del desastre es esta: "No hubo cuadro de guerra que me diera tanta impresión del poderío industrial de Norteamérica como el material destrozado por las olas en las playas de desembarco. Para cualquier otra nación, aquel desastre casi habría sido decisivo; para la capacidad de producción de los Estados Unidos, la gran tormenta fue sólo un pequeño escarceo en el desarrollo de nuestra concentración".
Eisenhower señala también las diferencias con algunos de los otros mandos, tanto civiles como militares, por ejemplo con los británicos, lo hace de forma velada y sin ningún asomo de acritud y siempre reconociendo que, una vez acabadas las discusiones, todos actuaban con lealtad, de hecho reproduce una carta que le remitió el general Montgomery una vez acabado el conflicto, en la que éste le manifiesta el orgullo de haber servido a sus órdenes a pesar de haber tenido diferencias en alguna oportunidad.



6 comentarios:

  1. No hubiera estado mal que hubiera escrito sus memorias como presidente también.

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  2. Hola Trecce!
    ¿Ha sido la Segunda Guerra Mundial el conflicto bélico sobre el que mas se ha escrito? A esto añadiría la gran cantidad de documentales que todavía se siguen produciendo.
    Saludos!

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  3. El mismo militar que luchó contra el fascismo, luego no tuvo reparos (ya como presidente norteamericano) en desfilar junto a Franco por las calles de Madrid.

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    1. Anda que no le vino bien al Régimen, el famoso tratado de cooperación militar con EE.UU., de hecho, un reconocimiento de facto de la dictadura.

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