martes, 11 de febrero de 2020

LA BATALLA DE LOS ARAPILES

Con este décimo episodio, cierra Galdós la primera serie de este gran friso narrativo que comenzó en la batalla naval de Trafalgar y concluye en las cercanías de Salamanca con la famosa batalla de Los Arapiles, que supuso un cambio definitivo en la ocupación francesa del territorio español. Con ella concluyen también las aventuras de Gabriel Araceli, protagonista y narrador de los sucesos, que se casará al fin con su amada Inés y alcanzará el grado de general del ejército.
El ejército aliado, formado por españoles (incluidas las partidas capitaneadas por Julián Sánchez "El Charro"), portugueses y británicos al mando de Lord Wellington, se encuentra en las proximidades de Salamanca, que todavía está en poder de los franceses. Una noble intelectual inglesa, miss Fly, que se pasea libremente entre las tropas, así como Inés, su padre, don Luis de Santorcaz y su madre, la condesa Amaranta, serán los personajes principales de la parte folletinesca de la novela.
En cuanto a la batalla en sí, Galdós va describiendo el juego del gato y el ratón que siguieron las fuerzas del mariscal Marmont y el ejército combinado al mando de sir Arthur Wellesley, hasta quedar enfrentadas alrededor de las dos alturas que flanquean el municipio de Arapiles, al sur de Salamanca, conocidas como Arapil Chico y Arapil Grande. En las faldas de esta última elevación estuvo Gabriel resultando gravemente herido, pero consiguiendo conquistar una de las águilas del ejército napoleónico, con lo que se gana el respeto y la admiración de los combatientes.
La novela transcurre por lugares muy evocadores para mí, por ellos deambulan los personajes o simplemente son citados en la misma: Plasencia, Béjar, Baños, Huerta, Salamanca, Babilafuente, Aldeatejada, Tordesillas, Rueda, Toro, Fuentesaúco, el río Guareña... En una de las cartas que le envía, la condesa Amaranta le pide a Araceli que no deje de visitar Zamora.
Es la novela más larga de toda la serie y como en las otras, Galdós demuestra su maestría a la hora de describir tipos, lugares y situaciones con la precisión de quien hubiera estado allí en persona.



2 comentarios:

  1. A parte de otras virtudes, que tú ya has descrito en otros 'episodios nacionales', Galdós, además de hacer unos retratos psicológicos de sus personajes fabulosos, hace unas descripciones magníficas de los lugares donde se desarrollan los hechos que cuenta. Yo, que pasé toda mi juventud en Salamanca y recorrí frecuentemente esos lugares, puedo dar fe de ello.

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