jueves, 13 de febrero de 2020

DÉJAME ENTRAR


En Los Alamos, Nuevo México, vive Owen (Kodi Smit-McPhee), un niño de doce años, hijo de padres separados, solitario y marginado, que sufre el acoso de Kenny (Dylan Minnette) y otros dos compañeros de clase en la escuela a la que asiste.
En casa, Owen sueña con vengarse del trío de matones. Se hace amigo de su vecina de al lado, de su misma edad, Abby (Chloë Grace Moretz), que solo aparece durante la noche en el patio de su edificio. Mientras tanto, el padre de Abby se ha convertido en un asesino en serie que extrae la sangre de sus víctimas para abastecer a su hija, que en realidad es un vampiro. Abby le aconseja a Owen que pelee contra Kenny, sin embargo, el niño pronto descubre la verdadera naturaleza de la niña y experimenta una mezcla de miedo y atracción por la joven, ambos son personas solitarias y tratan de encontrar consuelo uno en el otro. Mientras tanto, un oficial de policía está investigando los casos de asesinato, creyendo que están relacionados con un culto satánico.


El guión se basa en una novela del escritor sueco John Ajvide Lindqvist, titulada "Låt den rätte komma in" (algo así como "Que entre el correcto", pero no hagáis mucho caso de esta traducción, porque no se nada de sueco).
El título original de la novela hace referencia a la canción "Let the Right One Slip In" del británico Morrissey, del que es declarado fan Lindqvist, pero también al mito folklórico que afirma que los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados.
Este film es de 2010 y hay uno anterior, de 2008, dirigido por Tomas Alfredsson.


Las principales críticas a la película vienen de quienes la comparan con el film sueco dos años anterior que hemos mencionado más arriba y que para muchos es mejor que este.
Esta es la eterna controversia con ciertas producciones norteamericanas que algunas veces recurren a rodar revisiones de películas a las que ven potencial en el mercado anglosajón y que han sido estrenadas no hace mucho en Europa o en oriente (China, Japón, Corea...). Hay quien se rasga las vestiduras ante estas cosas, pero si tenemos en cuenta que esto del cine, además de arte es negocio, yo pienso que no deja de ser legítimo que Hollywood que tiene los medios y el dinero, adecue a lo que ellos piensan que es lenguaje que entiende su público estas producciones y trate de hacer buena caja con ellas.
En fin, ya digo que esto es motivo de controversia, por lo que voy a tratar de dejar comparaciones a un lado y hablar solo de esta producción norteamericana de 2010.
La película está bastante bien hecha y, si bien es cierto que cambia la historia en algunos detalles para hacerla más políticamente correcta a los gustos del público norteamericano (desaparecen las referencias a la homosexualidad o la pederastia, por ejemplo), pienso que construyen una buena historia que introduce variantes novedosas en el género de vampiros y dota a la película de originalidad dentro del subgénero.
Por lo demás, resulta interesante y entretenida, así que no está mal echarle un vistazo, creo que no es tiempo perdido.




2 comentarios:

  1. No la he visto; la sueca sí, y me gustó bastante.
    Lo de las versiones estadounidenses es de toda la vida. Desde los años treinta, en especial con películas originales francesas. En esa época ya se quejaban amargamente nuestros vecinos, que denunciaban esa práctica y la tachaban de imperialista.

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    1. Sí es una eterna controversia que seguirá, por lo que se ve.

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