Miniserie de TVE rodada en 1987, de la mano del director y guionista Juan Antonio Bardem y construida sobre los textos del hispanista irlandés Ian Gibson, que nos permite rastrear la vida del poeta español, que fue ejecutado en 1936 por los partidarios del futuro dictador, el general Francisco Franco, durante la Guerra Civil Española. Cada episodio se abre con la ejecución de Lorca, para luego retroceder a una época diferente de su vida, que a la vez permite reflejar y conocer la historia política y social de la España de inicios del siglo XX.
Consta de seis capítulos y resultó ganadora de varios premios, entre ellos, TP de Oro a la mejor serie nacional (1988), y Premio de la Crítica en el Festival de Montecarlo.
Los principales factores temáticos ofrecidos van desde el nacimiento de la vocación artística del futuro escritor en su primer contexto social y geográfico provinciano, hasta el desarrollo de los hechos bélicos en la Granada de 1936 y su incidencia sobre la familia García Lorca. La cronología (1903-1.936) queda distribuida desigualmente en el conjunto: en los cuatro primeros capítulos, síntesis de treinta años, se enfatiza sobre aspectos personales en su heterogéneo contexto; por el contrario, en los dos restantes, se ofrece el último mes de la vida del poeta conformándolo en función de trágicas circunstancias.
En el diseño de la producción, Bardem ha tenido especial empeño en conseguir, tanto el parecido físico de los actores y su oportuna caracterización al personaje representado, como la exigencia de ciertos escenarios acordes con la verosimilitud geográfica. La principal dificultad residió en localizar al intérprete de Federico, factor determinante para la existencia de la serie; similitud de rasgos y capacidad interpretativa se encontraron en el inglés Nickolas Grace (en aquel entonces conocido en España por su actuación en la miniserie británica “Retorno a Brideshead”), quien resuelve satisfactoriamente las exigencias de un mitificado personaje, cuyos peculiares rasgos de personalidad, conjugaban tanto los momentos de euforia como los depresivos. Además, la elección de Grace para el papel garantizó la venta de la serie en la televisión británica y para los EE.UU. Los paisajes familiares han sido verificados, en general, con la iconografía más verosímil, mientras que ante la dificultad de reconstruir los urbanos se opta bien por prescindir de ellos, bien por lugares muy concretos o planos generales lejanos de Granada y alrededores, Cadaqués, New York, buscando los espacios que ofrecen mejores posibilidades por haber conservado algunas de sus señas a lo largo del tiempo (por ejemplo, de Nueva York, hay abundantes imágenes de Central Park, y de Granada, lugares concretos del centro urbano que han conservado su identidad, elegidos cuidadosa y acertadamente).
Algunos de los recursos empleados (voz en off, fragmentos de noticias y películas de la época, etc.) confieren a la serie un cierto carácter didáctico (tan propio de Bardem, por otra parte), pero ello, lejos de ser una rémora, contribuye a la clarificación de algunas situaciones. La fuerza de las imágenes queda confiada a los momentos claves, aquí cifrados en los casos más vivos de cada capítulo -por ejemplo, cuando trata la posición cristiana poco ortodoxa de Federico, su drama interior como homosexual, o su recital de la elegía A las cinco de la tarde, y muy especialmente en la convulsión, el terror y el miedo de la represión franquista en Granada-, de manera que se logra un equilibrio bastante atractivo entre lo didáctico y lo puramente cinematográfico.
La serie no nos presenta a ese Lorca amigo de los pobres, bueno y que no molestaba a nadie. No, Bardem nos acerca a un personaje inconformista, antimilitarista desde los tiempos de la I Guerra Mundial, cristiano clamando por una recuperación de los valores de amor al prójimo, amigo de la Rusia revolucionaria... En definitiva, aquel hombre que responde a lo que el antiguo diputado cedista Ramón Ruiz Alonso escribe en su contra y que refleja meridianamente lo que la derecha tradicional encontró insoportable en él, cosas que no le pudieron perdonar y que acabaron con su vida.
El trabajo de Bardem, constituye el más significativo documento audiovisual creado por el cine y la televisión de España sobre este auténtico gigante de nuestra literatura contemporánea y, para mi gusto, de todos los tiempos. Con el asesinato de Federico, se consumó una barbarie, se silenció la voz única y privilegiada de un hombre dotado de una sensibilidad nada frecuente.
Un detalle... Lorca no fue asesinado por temas políticos, sino como muchos otros por odios familiares.
ResponderEliminarhttp://www.granadahoy.com/article/ocio/1003743/los/asesinos/garcia/lorca.html
De estos hubo muchos por todas partes, con la excusa de la política se ventilaban otras rencillas. En mi pueblo hubo muchos y de diferente signo, puesto que en el este de Huesca tuvimos la "suerte" de ser uno de los primeros frentes de guerra, y con los ánimos bastante caldeados.... mi pueblo cambió varias veces de mano y según dice mi abuela se paseaban unos a otros muy "alegremente".
Conozco la polémica, Ramón Ruiz Alonso, había estado afiliado a las JONS de Ramira Ledesma, pero conocía a Gil Robles, pues era salmantino (de Villaflores) y había trabado amistad con el líder de la CEDA en sus años de estudiante en los salesianos de Salamanca. Así que acabó en las filas de Acción Popular.
EliminarAl estallar la Guerra estaba en Granada, trabajando como tipógrafo en El Ideal, el periódico local, allí intentó afiliarse a Falange, pero José Rosales (Pepinillo le llamaba Federico), Jefe provincial y hermano del poeta Luis, se lo negó, entre otras cosas porque pretendía cobrar del partido, así que se supone este hecho pesó mucho en la actitud de Ruiz Alonso, cuya denuncia sirvió de base al gobernador civil, un militar llamado José Valdés, para ordenar el fusilamiento de Federico.
Es más, cuando Ruiz Alonso volvió a Salamanca, encontró acomodo en el Servicio de Prensa y Propaganda, pero al hacerse cargo del mismo Dionisio Ridruejo, le cesó de inmediato por su implicación en el asesinato de García Lorca.
Esos hechos quedan bastante bien recogidos en la serie, pues, como hace Gibson en sus trabajos, queda claro que los hermanos Rosales hicieron todo lo que pudieron y que incluso fueron amenazados por tener escondido a García Lorca y que la orden de su asesinato se debió, entre otras cosas, a que nadie con poder para hacerlo, pudiera interceder por su vida.
Dicho lo cual, no voy a entrar en la polémica, porque lo verdaderamente importante es que se segó la vida de un ser excepcional que aún hubiera dado muchos días de gloria a las letras españolas.
Era una simple puntualización para indicar que la política no lo era todo y que se ha dado un uso bastante partidista al asunto, para reflejar que unos eran cultos y otros poco menos que animales. Cuando en realidad animales había muchos y en todos los bandos. Y es una pena que acabaran con tan insigne poeta, pero la hoz en la siega no suele distinguir. Esta muy extendida la idea de que la España de la época de Franco era un erial cultural, mientras a los exiliados se les concedían innumerables premios nobel. Precisamente porque el régimen hacía exiliarse a todo intelectual o lo mataba, cuando esto es totalmente inexacto.
EliminarImagino por dónde iba tu comentario, lo que ocurre es me vino muy bien para contar un poco de la historia de este personaje (Ruiz Alonso), que fue el principal impulsor de la muerte de Lorca, un estigma con el que tuvieron que vivir sus hijas (Emma Penella, Elisa Montes y Terele Pávez) toda su vida.
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