miércoles, 11 de noviembre de 2015

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE (SOYLENT GREEN)

La acción transcurre en el año 2022, en la ciudad de Nueva York que tiene 40 millones de habitantes, la Tierra está superpoblada y totalmente contaminada; los recursos naturales se han agotado y la nutrición de la población es proporcionada por Soylent Industries, una empresa que fabrica un alimento extraído del plancton de los océanos. Cuando el miembro de Soylent William R. Simonson (Joseph Cotten)  es asesinado al parecer por un ladrón en el Chelsea Torres West donde vive, el eficiente detective Andy Thorn (Charlton Heston) es asignado para investigar el caso con su compañero Salomón "Sol" Roth (Edward G. Robinson). Cuando Thorn llega al apartamento de lujo y se encuentra con el guardaespaldas de Simonson, Tab Fielding (Chuck Connors) y el "mobiliario" (las mujeres se alquilan junto con el apartamento) Shirl (Leigh Taylor-Young), el detective llega a la conclusión de que el ejecutivo no fue víctima de un robo, sino que se trata de un asesinato por encargo. En el curso de la investigación surgirá una historia de amor entre Andy y Shirl, la amante del personaje asesinado (recordemos, la mujer que forma parte del "mobiliario"). Además, se encuentra con que el Gobernador Santini (Whit Bissell) y otros hombres poderosos quieren interrumpir y terminar la investigación. Pero Thorn continúa su trabajo y descubre un secreto extraño e inquietante en los ingredientes utilizados para la fabricación de Soylent Green.


Basada en la novela "¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!", de Harry Harrison (cuyo nombre real es Harry Maxwell Dempsey), un escritor británico de ciencia ficción, el guión se aparta del texto de la novela a medida que va avanzando el film, aunque mantiene, más o menos, el mensaje principal, en el que se nos presenta un mundo en el que los pobres y los desheredados de la humanidad, se apilan por los pasillos y los vestíbulos de los edificios. Poder adquirir carne de vacuno es un lujo sólo al alcance de los millonarios y las clases pudientes. Los recursos naturales del planeta se están agotando y las clases dirigentes han encontrado una drástica y terrible solución para poder alimentar a la ingente muchedumbre.
La novela sitúa la acción en 1.999, mientra el film toma como fecha el 2.022.


¿Han oído hablar del malthusianismo?, bueno pues en el fondo, la película es una aviso a navegantes en clave malthusiana, ya saben: la población del planeta crece y los recursos son limitados, así que nos espera el cataclismo.
Con esta parte de mensaje sociológico-geográfico-económico, se va mezclando una trama detectivesca que sirve de soporte y armazón al asunto que de verdad interesa y que, aunque está construída sin demasiadas pretensiones, hace un poco más llevadera la historia central, a la vez que se aproxima a algunos relatos de cine negro en el que la escasez de medios naturales, es aprovechada de forma interesada por grupos mafiosos (Chinatown, por ejemplo). El humor negro está presente en algunas de las mejores escenas del film.


La ambientación, decorados, vestuario, etc., tienen un cierto aire cutre, no se si deliberado o porque tampoco prestaron especial dedicación a ello, el caso es que, contra la que puede parecer, esto contribuye a darle un tono que se nos antoja enternecedor, atractivo si se quiere, quizá porque se nota que el resultado obtenido no es por un fallo a la hora de ambientar el futuro, sino porque no ha interesado especialmente dedicar recursos y tiempo a ese aspecto.
Como relato de ciencia ficción, es original, aquí no hay extraterrestres, ni seres monstruosos, ni zombis, nos bastamos nosotros mismos para poner en peligro a la raza, es la contaminación y la desidia, lo que lleva a este mundo que parece en fase terminal. Sin apenas efectos especiales, la película no se ve obligada a recurrir a golpes de efectos espectaculares para hacernos llegar su mensaje.


Pero sin duda, para los amantes del cine, hay algo que se superpone a todo esto, el inmenso e impagable trabajo de Edward G. Robinson, interpretando a Sol Roth. El actor estaba muy enfermo de cáncer cuando se rodó el film, la enfermedad le había afectado de tal forma que estaba casi sordo y no entendía lo que le decían si no se le hablaba al oído, por lo que las escenas con diálogo, habían de ser repetidas una y otra vez, hasta que cogía el ritmo del diálogo, incluso a menudo seguía actuando sin darse cuenta de que Richard Fleischer había gritado "corten".
Hay dos escenas majestuosas, en la primera, que no estaba en el guión y que fue propuesta por Robinson y Heston, ambos disfrutan de una comida con verduras y un filete de buey, manjares que ya no se encuentran y que Thorn ha requisado en casa del fallecido, los gestos de Edward G. Robinson, son geniales; la otra es la de muerte de Sol Roth, él ha ido en busca de una muerte asistida, abrumado por no haber hecho nada que evitase lo que acaba de descubrir: los manejos de Soylent. En el mundo en el que vive, el suicidio no está mal visto, todo lo contrario, hay toda una parafernalia montada para "ayudar" a quienes quieren morir que, en el fondo hacen un favor al resto, es una boca menos. En un centro preparado para proporcionar una muerte dulce, Sol muere voluntaria y plácidamente a los acordes de la Pastoral de Ludwig van Beethoven, mientras su amigo Thorn, comienza a llorar, tras haber descubierto demasiado tarde el suicidio de su compañero. Robinson sabía que se estaba muriendo de cáncer (de hecho murió diez días después de acabada la película), la de su muerte, fue la última escena que rodó en el cine, se comenta que las lágrimas de Heston, no eran fingidas, lloraba de verdad, conmovido por la actuación.




8 comentarios:

  1. Vaya historia la del señor Robinson, interpretar un papel en tan lamentable estado de salud, solo está al alcance de los grandes, y este actor lo era.

    Abrazo Trecce.

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  2. Una película inquietante, por decir lo menos. Y el 2022 está a la vuelta de la esquina

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    1. De momento 1999, que es el año en el que se desarrollan los hechos en la novela, ya quedó muy atrás.

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  3. El paradigma de la película de culto, no muy bien realizada, pero que atrae, para coleccionarla, vamos.

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  4. Fantástica, indescriptible y sobre todo magnífico final de una película llena de detalles. A demás su look setentero le va genial... Me gusta, oiga.

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