martes, 13 de agosto de 2013

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

Peter Brench se cuida mucho de emitir juicio alguno sobre las esculturas de su amigo Morgan Mallow, un artista que se cree un gran creador y que no pasa de ser un mediocre productor de estatuas. Brench está secretamente enamorado de la Sra. Mallow, ella es el auténtico motivo de su pertinaz soltería. Brench es, además, padrino de Lancelot, el único y muy querido descendiente de los Mallow.
A medida que va creciendo, Lance siente vocación por los pinceles y expresa su deseo de irse a París para estudiar y estar en contacto con los mejores artistas, algo a lo que se opone su padrino, pues teme que, de este modo, Lance descubra la mediocridad del trabajo de su padre.
Una reflexión sobre la fatuidad del mundo artístico, en el que creadores sin demasiado talento se ven, en ocasiones, rodeados de críticos y amigos interesados que les ponen en un pedestal que no les corresponde.



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