jueves, 13 de mayo de 2010

QUIERO LA CABEZA DE ALFREDO GARCÍA

Es una frase recurrente, no sólo en el cine, sino en el arte en general y si me apuran en la vida misma, eso de decir que determinada actuación o determinada obra, como es el caso, no ha sido suficientemente reconocida. Yo creo que es el caso de "Quiero la cabeza de Alfredo García", pues a la hora de hablar de Peckinpah, a todos se nos viene a la cabeza Perros de paja y a algunos más versados Grupo salvaje, pero queda obviada esta peli que tiene algunos aspectos de lo más interesantes cuando buceamos un poco en la biografía y la trayectoria de su autor. Es quizá la película más poética de un hombre a quien jamás relacionaríamos con el lirismo. En la primera parte de la peli, Peckinpah, nos regala algunos fragmentos que podrían encajar en cualquier film de corte romántico, de hecho la escena de apertura es de novela pastoril, claro que forma parte de la planificación (creo yo), como contrapunto a lo que se nos va a venir encima, porque a partir de ese momento no hay apenas tregua y el director desata todos los elementos que han hecho peculiar a su cine. Sin embargo y como si de otro contrapunto se tratara, hacia el final de esa primera parte, se permite otro paréntesis que, a mi modo de ver, puede perfectamente ser tomado como la escena central del film. Me refiero al picnic de la pareja y a la escena bajo el árbol, esta que se ve en el fotograma y que está impregnada de un gran romanticismo. Ese arrobamiento de ella, al decirle a Benny que le pida que se case con él, nos transmite todo el amor y la ternura del mundo. Y se acabó el romanticismo, así por las buenas, Elita se ve a punto de ser violada por dos moteros, Penckinpah en estado puro.
Vamos conociendo a los personajes, el despiadado potentado local (Emilio Fernández) que gobierna la hacienda como un padrino mafioso, rodeado de guardaespaldas y mujeres reducidas a una condición servil y decorativa, todo ello se nos presenta envuelto en un ambiente con fachada (sólo fachada) de religiosidad arcaica de curas con sotana y latinajos por doquier. Los cazarrecompensas yankees, sin escrúpulos y con la prepotencia del norteamericano con todo y todos los que están al sur del Río Grande. Benny (Warren Oates), el protagonista, antihéroe de manual, un pianista que se busca la vida en tugurios de ínfima categoría y la mujer a la que ama, Elita (Isela Vega), una prostituta que conserva cierta belleza, pero que anda por garitos de segunda.

A partir de la escueta presentación, la peli se convierte en eso que se llama en el argot una "road movie", que queda muy bien para que parezca que uno sabe algo de cine, en román paladino, una película de carretera. Y esta lo es, porque cuando la porquería de coche que lleva Benny se pone en marcha, comenzamos a tragar polvo y a través de esas carreteruchas, caminos imposibles y calles embarradas, vamos recorriendo pueblos miserables de la frontera mexicana y nos vamos llenando de mierda (con perdón). Pocas veces alguien me ha transmitido esa sensación de suciedad con mayor efectividad, los tipos trajeados, pero con las americanas y los pantalones llenos de polvo, barro, arrugas; los coches con dos dedos de basura; las habitaciones cochambrosas; los lugares para evacuar, que no sé ni cómo llamarlos, porque ni son retretes, ni son nada, parece que hueles la peste.
En una de las pocas cosas en las que muestra conmiseración Peckinpah, es en que Alfredo García ya está muerto y enterrado, siempre es menos escandaloso para nuestra mente que le corten la cabeza a un muerto que a un vivo. Sin embargo yo veo aquí una manera sutil del director de mostrarnos la cutrez del protagonista, de su vida miserable: Le importa un carajo desenterrar a un muerto para cortarle lo que haga falta, con tal de conseguir ese dinero fácil que puede acabar con su vida de fracasado. Y hasta eso le sale mal, cuando está por lograrlo, queda fuera de juego momentáneamente y sin cabeza de Alfredo García que valga y, lo que es peor, le matan a la novia.
Nueva vuelta de tuerca en la trama. Comienza la balasera para recuperar, primero y conservar, después, la preciada cabeza/trofeo. Violencia a mansalva y un nuevo personaje entra en escena: La cabeza del muerto, con la que Benny habla en el viaje, de su novia (de la que había sido amante Alfredo), de las miserias de la vida, de la soledad... Y mientras, por si la sensación de pobreza y asco había sido poca, las moscas revolotean dentro del automóvil de Benny y el hedor de su nuevo compañero de viaje se nos hace presente. Y a partir de aquí, a este humilde espectador que ahora escribe esto, se le viene a la cabeza el Sin perdón, porque igual que William Munny se olvida de la recompensa cuando matan a su amigo negro y ya sólo quiere venganza, Benny quiere vengar a su novia y hacer pagar por tanta muerto a los instigadores del posterior baño de sangre, pasando el dinero a un segundo plano. Pero este tipo es un fracasado total y, al contrario que el protagonista de Unforgiven, morirá matando, con lo que la crudeza de la historia queda má patente. Hay quien ha querido ver en Benny, a un "alter ego" del propio Peckinpah, perdedor, borrachín, incluso en el bautizo del hijo póstumo de Alfredo García, al niño le ponen los nombres de David Samuel, los mismos de Peckinpah. En definitiva, a pesar de los excesos, a pesar de las improvisaciones (que se notan), a pesar de los planos desencuadrados y los defectos de iluminación, a pesar de todos los pesares, una peli de lo más recomendable para quienes quieran conocer a este tipo que hizo "su" cine, porque a lo largo de la película llegarán a saber más de él que leyendo cualquier biografía. Ahora, con permiso, voy a sacudirme el polvo, a escupir la sangre y a darme una ducha para quitarme la miseria y el mal olor.

2 comentarios:

  1. Es curioso este mundo blogger. Acabo de hacer un comentario en otro espacio sobre la misma película. Estoy de acuerdo contigo: Quiero la cabeza... es una muy interesante cinta. Con un personaje negroide que se descompone a la vez que la cabeza del título (otro personaje más); y con un final tipo Grupo Salvaje. También te recomiendo, en una línea parecida: Los tres entierros de Melquiades Estrada de Tommy Lee Jones.
    Saludos!

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  2. Me apunto la peli de Lee Jones, de la que ya he oído hablar, incluso tildándola de algo que está perdiendo un poco su valor: Obra maestra.

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