lunes, 30 de noviembre de 2009

YO JANE, TU TARZÁN

Algunas mujeres dicen que los hombres nunca están deprimidos.
Como siempre digo en estos casos, las generalizaciones son malas, pero bueno, esto me da pie a traer aquí un chascarrillo, sobre las razones por las que los hombres no se deprimen:


El garaje es todo suyo.

La preparación de la boda se hace sola.

El chocolate es algo que se pueden comer.

Nunca se quedan embarazados.

Los mecánicos les cuentan la verdad.

El mundo es su orinal.

Nunca tienen que conducir hasta la próxima gasolinera porque en ésta están los lavabos sucios.

Mismo trabajo, mayor salario.

Las arrugas añaden carácter.

La gente nunca les mira los pechos cuando les están hablando.

Los zapatos nuevos no les destrozan los pies.

Las conversaciones telefónicas duran 30 segundos.

Unas vacaciones de 5 días necesitan sólo una maleta.

Pueden abrir todos los frascos.

Su ropa interior cuesta 8,90 €, en pack de tres.

Tres pares de zapatos son más que suficientes.

Son incapaces de ver arrugas en su traje.

Todo en su cara permanece en su color original.

El mismo peinado les dura años, quizás décadas.

Sólo tienen que afeitarse la cara.

Pueden jugar con juguetes toda su vida.

Una cartera y un par de zapatos, un color para todas las estaciones.

Pueden llevar pantalones cortos independientemente de cómo luzcan sus piernas.

Pueden ‘hacerse’ las uñas con una navajita de bolsillo.

Pueden escoger si quieren dejarse bigote.

Pueden comprar los regalos de Navidad para 25 parientes, el 24 de diciembre, en 25 minutos.



Y como complemento de esta sesión humorística sobre las diferencias entre sexos, un vídeo del gran Bruno Bozzetto:


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