Típica peli de la de darse mamporros como las de Bud Spencer y Terence Hill, que yo llamo de sábado por la tarde, de hecho fue la primera película de Clint Eastwood que alcanzó la calificación para todos los públicos.
También la podíamos llamar la película del mono, ya que las gracias y tonterías del orangután hicieron las delicias del público.
El caso es que todo el mundo en Malpaso, le aconsejó a Eastwood que no se embarcase en este proyecto, como se puede apreciar, no hizo caso y demostró que, además de otras virtudes, tenía olfato para el negocio, porque fue la segunda película más taquillera del año (hablamos de 1978) y eso porque se tropezó ni más ni menos que con Superman.
Un guión de lo más simple, moviéndose siempre en el terreno de la comedia, aunque a veces plantea situaciones un tanto delirantes, con un buen plantel de secundarios y una excelente selección de canciones country, que al parecer elegió el mismo Eastwood, demostrando tener un refinado gusto musical.
El humor, para mi gusto, demasiado grueso y en ocasiones de una simpleza que casi da pena, eso sí, ningún personaje cae mal al espectador.
Volviendo sobre el asunto comentado del buen olfato comercial de Eastwood, decir que el guión fue rechazado por diversas productoras, nada menos que 46 veces y que el actor elegido en principio era Burt Reynolds, a quien Eastwood se adelantó y se la robó, por así decirlo.
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