Lemmer, antiguo guardaespaldas de más de un ministro sudafricano, está ocupado reparando su casa en Loxton cuando la empresa de seguridad para la que trabaja, le asigna la tarea de proteger a Emma le Roux, cuya seguridad se ve amenazada por desconocidos. Lemmer pronto se ve envuelto en la búsqueda del hermano de Emma, desaparecido inexplicablemente hace años, pero del que hay indicios de que sigue con vida.
Hay tensión en el desarrollo de la historia y también en el pasado de los personajes. La tensión sobre el pasado se relaciona, entre otras cosas, con los misterios sobre Lemmer, de quien el lector sabe que pasó un tiempo en prisión, pero desconoce los detalles de su estancia.
Emma resulta gravemente herida y entra en coma. La doctora que la atiende le aconseja hablar con ella para estimular su cerebro, ello resultará también una terapia para el protagonista. En varias escenas con hermosas reflexiones, Lemmer le habla a la mujer inconsciente sobre sí mismo y su pasado; al mismo tiempo, poco a poco se da cuenta de que sus sentimientos por Emma son más que un simple sentido de responsabilidad profesional hacia su clienta. Los misterios del pasado también conciernen a Jacobus le Roux, el hermano desaparecido de Emma. Al igual que Lemmer, está herido por el pasado, pero es incapaz de hablar de las cosas que lo han lastimado terriblemente. Finalmente, le revela su pasado secreto a Lemmer, y esta narración tiene un efecto sanador en estos dos hombres con cicatrices similares: para Jacobus, la conversación abre nuevas posibilidades de escape, y Lemmer logra por primera vez mostrar empatía. Además del pasado oculto, el autor, el sudafricano Deon Meyer, mantiene al lector en constante suspense sobre lo que sucederá a continuación en la historia: si Lemmer encontrará y acabará con los culpables. La novela alcanza un clímax, un doble suspense, cuando la historia de Jacobus le Roux se alterna con la narración del enfrentamiento en una granja remota entre Lemmer y seis villanos que buscan matarlo.
El relato mezcla política, conservacionismo, caza furtiva, intereses de grandes corporaciones, romanticismo, problemas raciales y el consabido y mencionado suspense. Es cierto que la novela tiene algún altibajo y que presentimos el desenlace, aunque Meyer consigue mantener nuestro interés, más por cómo se llegará a él que por la propia resolución en sí.
Resulta muy curioso todo lo relacionado con el asunto de la conservación de la naturaleza y a mí hay un capítulo que me ha gustado especialmente en el que uno de los personajes, trabajador de una reserva de animales privada, relata a los visitantes la importancia de los buitres en la naturaleza. De sus explicaciones se desprende la valiosa contribución de estas aves al equilibrio ecológico y aunque algunos de nosotros, gracias, entre otros, a nuestro recordado Félix Rodríguez de la Fuente, sabemos el papel que juegan estas y otras rapaces en la cadena trófica, créanme si les digo que si leen este libro, les gustara más o menos la historia en si, pero en adelante verán a los buitres de una manera bien distinta a como lo han hecho hasta ahora.

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