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Francisco Galván de Montemayor (Arturo de Córdova), un hombre adinerado de apariencia tranquila, conservador, religioso y virgen, como cada Jueves Santo asiste a la ceremonia del lavatorio de pies que el sacerdote efectúa con singular delectación. Al ver los sensuales pies de una joven sentada en primera fila se queda prendado de su serena belleza. Francisco logra averiguar que la mujer de sus sueños se llama Gloria Vilalta (Delia Garcés) y va a contraer matrimonio con un viejo amigo suyo. Tras invitarlos a una fiesta en su mansión, conquista a Gloria y se casa con ella. A partir de la misma noche de bodas, los celos lo transforman en un ser obsesivo y paranoico, que sólo ve el asesinato y la mutilación como una solución a su locura.

El guion, del propio Luis Buñuel y de Luis Alcoriza, adapta la novela del mismo nombre de la escritora y periodista Mercedes Pinto, publicada en 1926. 

La autora canaria, nacida en Santa Cruz de Tenerife, fue una adelantada del feminismo, comprometida en la lucha por los derechos de la mujer y relacionada en distintas etapas de su vida con personajes de la talla de Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Rabindranath Tagore, Luigi Pirandello, Alfonsina Storni o Pablo Neruda que, impresionado por su personalidad, le dedicaría unos versos.

Certero retrato psicológico de la paranoia de los celos y la obsesión por la posesión. El protagonista se convierte en un tipo peligroso para su esposa, hoy sería el perfecto maltratador, respetado de puertas afuera, pero un verdadero maniaco que pone en riesgo la integridad y la propia vida de aquella a la que considera una más de sus propiedades. 

Buñuel nos muestra un argumento sencillo de entender y complejo en su exposición, detallado, en ocasiones a base de magistrales elipsis y con algunos llamativos movimientos de cámara, con momentos de surrealismo más contenido que alguna otra de sus películas.