martes, 11 de mayo de 2021

MISERIAS DE LA GUERRA

 

En 2006, cuando se cumplían nada menos que 50 años del fallecimiento de Pío Baroja, se publicó por primera vez su novela "Miserias de la guerra", escrita o, al menos, compuesta, entre 1949 y 1951, año en que se presentó a la censura que subrayó 533 líneas, en 48 páginas, y tachó, en todo o en parte, 247, lo que hacía impublicable el borrador.
Todavía hoy, tras leerla, hay algunos ingenuos que se sorprenden de que la censura tratara de esa manera la copia presentada a examen, se ve que no saben de qué iba la cosa y párrafos como los dos que siguen, no creo que hicieran mucha gracia al censor o los censores de turno:

Los fascistas tienen ideas comunes con los comunistas, los socialistas se hacen autoritarios.

El fascismo es en gran parte el señoritismo. Todos estos señoritos luchan, según ellos, contra un poder caprichoso y arbitrario, pero se puede tener la sospecha de que si ellos llegan a mandar, harán lo mismo, y mostrarán la misma arbitrariedad e injusticia.

A modo de ejemplo, este es uno de los párrafos tachado por la censura: 

Verdaderamente querer hacer apología de una revolución así con un ideario tan pobre y tan poco original, y con una cantidad de muertes sobre todo asesinatos tan grande, es una estupidez completa.
En compensación, en el lado blanco se daban casos de barbarie. ¿De dónde se habrá fraguado esa fábula de la hidalguía de los españoles? Modernamente no han demostrado más que condiciones para matar, para denunciar y robar.

Realmente don Pío se coloca, o trata de colocarse, en un punto que podríamos llamar neutral, pero para la censura franquista de nada valía que diera palos a uno y otro lado, tenía que estar todo inclinado hacia una sola parte y criticar, aunque fuera de manera leve y casi irreconocible, cualquier cosa de bando sublevado, no tenía cabida.

Como muestra de su forma de pensar sobre la política y los políticos de la época o sobre los acontecimientos que se vivían valgan estos dos párrafos:

...probablemente la misma masa que quema conventos hará cola después para rezar ante la imagen de un santo o una virgen. Se cree en el milagro religioso, como se espera hacerse millonario no por el trabajo, sino por el premio gordo de la lotería.

—Tú eres perfecto, tienes todo lo necesario para ser político —dijo don Clemente.
—¿Lo crees así? —preguntó León.
—A ver. Eres un canalla, eres un cínico, eres capaz de quedarte con todo lo que puedes. ¿Qué más condiciones quieres tener?

Y este otro a modo de ejemplo de cómo se las ingeniaba la gente para sobrevivir en medio de aquel caos del Madrid sitiado:

Un cuento que se hizo clásico fue el del suicida. Un señor desesperado se arrojaba al paso de un tranvía. El conductor paraba a tiempo, bajaba y le preguntaba: 
   —¿Por qué hace usted eso, hombre?
   —Porque quiero morir.
   —Pero eso es muy fácil, grite usted "¡Viva la Falange!" y lo conseguirá fácilmente.
   Entonces el suicida pensaba en dónde podría dar con más eficacia aquel grito para cumplir sus deseos. Se iba a la casa de la CNT, abría la puerta violentamente y gritaba: "¡Viva la Falange!"
   Entonces uno de los compañeros se le acercaba amablemente y le decía: "No grite usted mucho amigo mío, porque el portero es antifascista".

La novela tiene también valor como documento histórico, aunque las cosas que nos cuenta son de sobra conocidas, pero no deja de llamar la atención que, en ocasiones, se detiene mucho más en acontecimientos que podríamos considerar menores que en otros que tuvieron mayor trascendencia.

Aparte de este asunto de que no pudiera ver la luz en su momento, el libro en sí es una obra crepuscular del autor vasco y no está entre lo mejor de su producción, aunque es innegable que resulta relevante a la hora de saber qué es lo que pensaba y cómo había vivido Baroja los acontecimientos históricos que le tocaron en suerte, por no mencionar sus entresijos autobiográficos. Baroja pretende ser neutral, como hemos señalado, como si la guerra no fuera con él, pero toma decidido partido contra unos, los rojos, y contra otros, los blancos (con buen criterio se negó a llamarlos nacionales), aunque en el caso de estos, con menos virulencia, pero siempre contra la intolerancia, la cerrazón y la barbarie, en una actitud falta de esperanza, provocada por la situación de un país que considera muerto.



10 comentarios:

  1. Increíble los equilibrios que tuvo que hacer para publicar ese libro.

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  2. Hace poco se descubrió una novela inédita de Baroja sobre la guerra civil: 2Los caprichos de la suerte".
    Baroja fue calificado por el fascista Ernesto Giménez Caballero (de aspecto clavado a Martínez el facha del dibujante Kim) de "Murciélago" por no ser ni pájaro ni ratón. Vamos, que no se definía.
    Me ha gustado mucho tu entrada sobre los duelos y quebrantos, el plato sabatino de don Quijote. Yo lo preparo con huevos revueltos, jamón y sesos de cordero.
    Saludos!
    Borgo.

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    1. Es cierto que en sus fotos de joven, tiene la misma pinta que el inefable Martínez (por cierto, qué gran personaje. Martínez, claro)

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  3. Nunca me ha acabado de convencer el estilo de Baroja (un autor que escribe "a bocados", amontonando personajes y situaciones), aunque reconozco que esta novela, tal y como apuntas, posee el aliciente de ser un impagable documento histórico.

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    1. A mí algunas de sus novelas me encantaron, otras no tanto.

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  4. Pio Baroja fue siempre Pio Baroja, que escribía con el corazón, sin preocuparse si desencantaba a unos o a otros. Y acertaba casi siempre con los comentarios que hacía sobre hechos concretos de nuestra historia.

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  5. No cabe duda de que es un referente en las letras españolas.

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