Marisol entretiene a los niños de un orfanato contándoles la historia de un simpático burrito. El animal vivía feliz con su madre, la cual se dedicaba a pasear a los niños en su carrito. Un triste día la madre no regresó porque su dueño la vendió por vieja. El pequeño burrito inició la busqueda de su querida mamá y en su viaje fue pasando de mano en mano hasta convertirse en la estrella de un circo.
La película, en general, no es demasiado estimada hoy en día, incluso por los fans de Marisol, ya que esta apenas aparece en el film, sino es presentando y despidiendo la narración del cuento, poniéndole voz en algunos momentos y cantando una canción. Sin embargo, sí que tiene un valor testimonial al mostrarnos un circo que nunca se volverá a ver, con animales trabajando en él, algo que hoy está prohibido y tipificado como delito. A estos animales, concretamente un elefante, un perro y el burrito protagonista, se les presenta como seres a los que hay cuidar y respetar y que trabajan para ganarse el sustento y para divertir a los niños en un espectáculo, en que también vemos a una pareja de payasos, que resulta simplón, pero que divierte a los pequeños.
También observamos la enorme distancia entre el mundo de los niños y el de los adultos. Estos cuidan a Bienvenido y a los otros animales, para ponerlos a trabajar y sacar rédito económico, en el fondo son una inversión. Sin embargo, para los niños, son como iguales, como esos juguetes a los que dotan de alma y hablan e interactúan con ellos como si fueran humanos. De hecho, Anita (Anabel Pintado), cuando su abuelo vende a la madre de Bienvenido, libera al burrito para que vaya a buscar a su madre por las calles de Madrid, y los niños de la familia que le acoge, le montan con ellos en el cochazo de la familia, le ponen plumas en la cabeza, como hacen ellos mismos, para jugar a los indios con el burro y cuando el animal se marcha de casa tras el organillero para seguir a su madre, con pena, aceptan que el burro quiera estar con su mamá antes que con ellos.
Una historia un tanto ñoña y el retrato abreviado de un circo de otros tiempos que los niños, para bien o para mal, nunca podrán volver a ver.
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