lunes, 19 de febrero de 2018

LA DECISIÓN DE ANNE

Kate Fitzgerald (Sofia Vassilieva) es una niña de 13 años diagnosticada de cáncer, concretamente padece una leucemia.
Al detectársela, el médico comunica a los padres que Kate necesitará el resto de su vida, transfusiones y trasplantes de algunos órganos vitales a medida que vaya fallando su organismo, y que, para su desgracia, ninguno de ambos progenitores y tampoco su hermano Jesse (Evan Ellingson) es compatible con la niña, además les explica que el banco de donantes es un recurso que está sujeto a muchos factores. Por ello les sugiere la posibilidad de, haciendo uso de la tecnología genética, engendrar una hija mediante fecundación in vitro, que sea compatible con Kate y pueda estar disponible para las futuras donaciones que vaya precisando.
La niña que nace es Anne (Abigail Breslin), que va creciendo con el agobio de tener que estar pendiente de las transfusiones de sangre y médula ósea para su hermana. Cuando cumple once años, consulta al abogado Campbell Alexander (Alec Baldwin) para que la ayude a liberarse de la subordinación a sus padres y ser ella la única que tenga derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo, sin tener que estar obligada por las necesidades de su hermana.
El prestigioso abogado, decide trabajar para Anne rebajando sus honorarios, mientras Sara (Cameron Diaz), la madre de ambas niñas, obsesionada con la enfermedad de Kate, decide acudir a la corte judicial, para obligar a Anne a ayudar a su hermana.


La película está basada en el libro "My Sister's Keeper" ("El guardián de mi hermana"), publicado en España con el título "Por la vida de mi hermana", de Jodi Picoult.
Hay diferencias entre la novela y el la película, sin duda, la más importante, el final de ambas, aunque el film mantiene bastante bien el tono general de la historia escrita.


El planteamiento es provocador y presenta una serie de importantes problemas éticos, convirtiéndose no solamente en la historia familiar de la lucha por sobrevivir sino en una contemporánea parábola moral.
Excelentes interpretaciones para esta dura historia (como digo siempre en estos casos, porque dura es la vida real) que saca a la palestra los dilemas morales que plantean algunas veces las nuevas tecnologías y los avances en medicina y biología que permiten logros nunca soñados y que van a más, estamos apenas en el umbral de lo que los avances en genética pueden proporcionarnos. Algunas veces las elecciones están claras, pero en otras, se producen situaciones en que no es evidente cuál es la solución ética más razonable, incluyendo los deseos de aquellos a quienes se pretende alargar la vida que, algunas veces son contrarios y se ven en dificultades para no ser sometidos a terapias.
Otra de esas películas para reflexionar, a la que se le acusa desde algunas críticas de ser lacrimógena, algo de lo que disiento, pues a mi parecer, el asunto está tratado con delicadeza y humanidad, contándonos las situaciones desde las perspectivas de los diversos personajes, con cuyas actitudes empatiza el espectador en cada momento, resultando todas las posiciones comprensibles, y metiéndonos de lleno en el dilema de quién tiene la razón, pues cada cual tiene las suyas y, aunque tenemos claro que la pequeña Anne tiene todo el derecho del mundo a no verse obligada a ser una especie de suministradora de piezas de recambio para su hermana, entendemos todas y cada de las posturas de todos y cada uno de quienes se ven involucrados en esta historia tan dura como real.
Una película muy seria, bien planteada, atractiva y que procura huír de los excesos a la hora de abordar este asunto tan delicado y tan actual.




2 comentarios:

  1. La he visto y creo que está muy bien posicionada. Ese tema como diría José María García da para debatir largo y tendido, y más como bien apuntas de suma actualidad.

    Salud Trecce.

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