lunes, 9 de septiembre de 2019

TARDE DE PERROS

Sonny Wortzik (Al Pacino), busca dinero rápido para pagarle la operación de cambio de sexo a su novio Leon (Chris Sarandon), para conseguirlo planea un atraco que tendrá lugar en una calurosa tarde de verano neoyorkino. Él y su amigo Sal (John Cazale), atracarán un banco, el 22 de agosto de 1972, cuando la sucursal elegida del First Brooklyn Savings Bank, esté a punto de cerrar y todos los clientes se hayan ido, pensando en hacer un trabajo fácil y rápido.
Pero el robo no va de acuerdo con el plan de Sonny. Comienzan a sucederse un problema tras otro, que finalmente les llevarán a quedar encerrados en el interior con diez rehenes: el gerente del banco, el guardia de seguridad y ocho empleadas. Fuera está la policía, los medios de comunicación y un grupo de espectadores. A pesar de que Sonny y Sal tienen un pacto suicida si las cosas salen mal, Sonny trata de negociar una salida, imaginando que los rehenes son su única salvaguarda. Mientras Sonny trata con las autoridades, principalmente el sargento Moretti (Charles Durning) que parece dispuesto a darle lo que pida, y el detective Sheldon (James Broderick), un agente del FBI que se muestra más directo con Sonny. El público, cada vez más numeroso, observando las interacciones, tiene emociones encontradas sobre la persona de Sonny y lo que está haciendo. Sea como fuere, aquello se va convirtiendo poco a poco en una especie de circo mediático con las cámaras de televisión de por medio.


El guión, de Frank Pierson, que fue galardonado con el Oscar, se basa en un hecho real, el cual fue reflejado en un artículo escrito para la revista "Life" por P.F. Kluge y Thomas Moore, siendo llevado el suceso a las páginas de un libro escrito por Leslie Waller.
Ya en el artículo periodístico, Kluge y Moore, describieron al verdadero atracador como "un tipo moreno y delgado con la apariencia de un Al Pacino o un Dustin Hoffman". Cuando Al Pacino declinó, en un principio, aceptar el papel, le fue ofrecido, por supuesto, a Dustin Hoffman. Aunque al final, Pacino se retractó en su primera decisión en cuanto se enteró de que estaban considerando a Hoffman para el personaje.


Sidney Lumet da toda una lección de cómo hacer una película interesante y entretenida con un presupuesto bastante bajo para lo que se estila en las grandes producciones y, eso sí, con unos actores que están a la altura, encabezados por John Cazale, el inolvidable Fredo de El Padrino y, sobre todo, Al Pacino, un actor que, en ocasiones parece algo histriónico, pero que aquí consigue una actuación de gran nivel, seguramente una de las mejores de su carrera, transmitiendo al espectador toda la tensión, el desasosiego y la inseguridad del personaje que interpreta.
La película tiene sus momentos de crítica social (homofobia, papel de la prensa sensacionalista, inadaptación de los veteranos de Vietnam, brutalidad policial, sistema de protección social...) y algunas meritorias escenas y diálogos con una gran carga de humor, como cuando una de las empleadas recibe la llamada de su esposo y le comunica que están siendo víctimas de un atraco, diciéndole a Sonny, que su marido pregunta a qué hora tienen pensado acabar, una escena que parece sacada de los monólogos de Gila.
Quizá lo mejor del film es el atraco en sí mismo, lejos de los elaborados planes que vemos en otras películas, aquí vemos poco menos que una chapuza que, seguramente se acerca más a la realidad, con dos tipos que ni tienen plan de fuga, ni saben qué hacer cuando empiezan a torcerse las cosas y unos policías que no les van a la zaga. Aunque desde el inicio parece claro que aquellos dos no van a disparar a los rehenes, que acaban sintiendo por momentos el síndrome de Estocolmo, siempre estamos pendientes de que, con un arma en la mano y unos policías en tensión, en cualquier momento se puede desencadenar la tragedia.
Al parecer, Lumet tuvo bastante manga ancha con los actores a la hora de seguir el guión y hay mucho de improvisación buscada en las escenas. El resultado, una magnífica película, una de las mejores del género por el realismo que consigue, con dos atracadores que dan un poco de pena por lo mal que gestionan el caos en que se ven envueltos y porque consigue un efecto de cercanía con los acontecimientos muy difícil de lograr.
A destacar que durante las primeras tomas que se nos muestran sobre distintos aspectos de la ciudad de Nueva York, cuando van saliendo los títulos de crédito y hasta que los atracadores entran en el banco suena la maravillosa canción “Amoreena”, compuesta e interpretada por Elton John, la cual pertenece a uno de sus primeros albumes, el titulado “Tumbleweed connection” (1970).




2 comentarios:

  1. la vi hace muchos años pero la recuerdo como una gran película y lo de Pacino fue fenomenal... me hiciste dar ganas de verla de nuevo!!... saludos...

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