miércoles, 22 de mayo de 2019

LA FUENTE DE LA VIDA

Un hombre realiza dos viajes: uno al pasado, a la España del siglo XVI, y otro al futuro, al siglo XXVI. Su objetivo es salvar la vida de su esposa enferma de cáncer, pero para ello tendrá que encontrar el legendario árbol de la vida cuya savia proporciona la inmortalidad.
Así, quinientos años atrás, un conquistador llamado Tomas (Hugh Jackman), es enviado por la reina Isabel (Rachel Weisz) en una sagrada misión que le lleve a encontrar el Árbol de la vida, cuya sabia, según se dice, tiene poderes milagrosos. El objetivo de la reina es poder salvarse del acoso al que la tiene sometida La Inquisión, cuyo Gran Inquisidor, Silecio (Stephen McHattie), la ha demonizado acusándola de hereje. Para conseguir completar su misión, el guerrero deberá viajar al reino de los mayas, ya que la ubicación del árbol se revela en un mapa oculto mostrado por una daga maya hallada por el padre Ávila (Mark Margolis), cuya orden franciscana respalda a la reina.
En la época actual, Tom Creo (también interpretado por Hugh Jackman), un científico que se dedica a la investigación, se encuentra desesperado tratando de sintetizar su propio descubrimiento, solo probado en un mono, mientras su amada esposa, Izzy (de nuevo Rachel Weisz), lucha en una batalla que tiene todos los visos de estar perdida, contra un tumor cerebral.
Cinco siglos después de nuestra era, Tommy (adivinen quién lo interpreta. En efecto Hugh Jackman), una especie de maestro de yoga, viaja a través del espacio/tiempo en una burbuja transparente en cuyo interior hay un jardín con un árbol que Tommy pretende salvar antes de que muera.


La película fue literalmente masacrada por la crítica y lo más suave que se dijo de ella es que era una tomadura de pelo. Quizá el mejor resumen es la frase de uno de estos críticos: Solo un director con verdadero talento puede hacer una película tan extravagantemente mala.


Creo que uno de los problemas del film es que resulta complicado entenderlo a la primera y más si se leen las sinopsis de la película, empezando por la mía, pues en el film no hay tres historias que se van intercalando como aparentemente parece cuando se ve. Es más, si esto fuera así, el argumento es casi ridículo tal como lo vemos. En realidad la historia es solamente una, la que se produce en el tiempo presente entre el científico y su esposa enferma. La historia del conquistador español es la que contiene el libro que Izzy deja inconcluso y el relato que tiene lugar en un futuro lejano, es un sueño, algo que está en la imaginación de Tom.
Visualmente la película tiene secuencias muy atractivas, comenzando por el rostro angelical de Izzy a base de primeros planos en los que el director de fotografía, el maquillador y, por supuesto, la propia Rachel Weisz, realizan, cada cual en su parcela, un magnífico trabajo.
La película es una reflexión muy filosófica, dirán algunos, tremendamente poética para otros, sobre el sentido de la vida y sobre el amor. La verdad es que la metáfora que nos plantea Darren Aronofsky es, a veces, difícil de entender, quizá porque el espectador se deja llevar por la estética o por seguir la historia al pie de la letra y no es capaz de observarla con los ojos de quien se enfrenta a eso, a una metáfora. Aunque hay pasajes que dejan bien clara la intención, como cuando la directora del laboratorio, interpretada magníficamente por Ellen Burstyn, le reprocha a Tom que esté empeñado en buscar una cura casi imposible para su esposa en lugar de acompañarla en el hospital durante los momentos finales de su penosa enfermedad.
Aronofsky pretende transmitirnos su mensaje de que la muerte forma parte de la vida, es el final del libro, un final que tiene una continuación en el recuerdo que de nosotros conserven quienes estuvieron a nuestro lado y lo hace recurriendo a la poesía visual, a una historia que es una metáfora. Que logre o no conectar con el espectador es harina de otro costal.




2 comentarios:

  1. la verdad que suena interesante el planteo, que lastima que sea tan fallida. Hasta los actores me gustan. Quizá en la pc me anime a verla...

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    1. Quizá el realizador se complicó demasiado o tal vez nosotros, simples mortales, no le entendemos bien.

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