viernes, 3 de noviembre de 2017

EL VELO PINTADO

El serio y socialmente torpe bacteriólogo Walter Fane (Edward Norton), conoce en una fiesta a Kitty Garstin (Naomi Watts), que se ve empujada por su dominante madre, a un matrimonio sin amor con el médico.
Después de su luna de miel en Venecia, la pareja se traslada a Shanghai, donde Walter está destinado en un laboratorio del gobierno, que estudia las enfermedades infecciosas.
Kitty conoce a Charles Townsend (Liev Schreiber), el vicecónsul británico, un hombre casado, a pesar de lo cual ambos se embarcan en una historia de amor clandestino. Cuando Walter descubre la infidelidad de su esposa, intenta castigarla amenazándola con divorciarse por adulterio si ella no le acompaña a un pequeño pueblo en una zona remota de China, donde se ha ofrecido voluntario para tratar a las víctimas de una epidemia de cólera que está arrasando la zona. Kitty ruega que se le permita divorciarse discretamente y él acepta, siempre que Townsend deje a su esposa Dorothy (Juliet Howland) y se case con ella. Cuando Kitty le propone esta posibilidad a su amante, se niega a aceptarla y se ve obligada a viajar a la región montañosa del interior con su marido.
Walter y Kitty apenas hablan entre sí y, a excepción de una sirvienta y un soldado chino asignado para protegerla, ella está sola durante largas horas. Después de visitar un orfanato administrado por un grupo de monjas francesas, Kitty ofrece voluntariamente sus servicios, y se le asigna trabajar en la sala de música. En ese entorno ambos esposos comenzarán a verse bajo una nueva luz.


El guión adapta una novela del conocido escritor británico William Somerset Maugham. De esta película existe una versión de 1934 protagonizada por Greta Garbo.


Por bonito que sea el entorno, hay que saber plasmarlo en imágenes y la fotografía del film, es un trabajo brillante que sabe trasladarnos toda la belleza de los paisajes chinos en los que fue rodada. Esplendorosos amaneceres, con el sol apenas atisbado tras los picos de las montañas; la cabeza de un campesino con su nón lá (el típico sombrero cónico), emergiendo entre los campos de cereales, los paseos en barca por el río... Muchas de estas tomas, que parecen pinturas vivientes.
Una estupenda banda sonora de Alexandre Desplat y las conseguidas actuaciones, no sólo de los dos protagonistas, sino de todo el elenco actoral, además de un sólido guión que, en cierto modo actualiza la novela del popularísimo, en su época, Somerset Maugham, para una película deliciosa, romántica pero para nada edulcorada, ni empalagosa; con lecturas morales, pero sin un ápice de moralina y con mucho sabor a cine clásico de épocas pasadas.
Recomendable trabajo de John Curran con el que uno no queda en absoluto defraudado.




4 comentarios:

  1. Somerset Maugham era un novelista muy ameno y , por lo que explicas, parece que la película también lo es. Además resultan muy de interés ver los ambientes de la China pre-Mao.

    Me encantaban las novelas de Pearl S. Buck sobre aquella China campesina.

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    1. Se ve que hoy, hacer adaptaciones de esos clásicos, Somerset Maugham o Pearl S. Buck, que tú citas, y que nos regalaron preciosos relatos, no es rentable.
      Por contra, bien adaptados, pueden dar lugar a películas con tanto encanto como esta.

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  2. Y yo que creía que el único actor legitimado para hacer de torpe social era Hugh Grant.

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    1. Lo de Hugh es de torpe en plan gracioso (lo hace bien), pero este es más bien porque pasa de estas historias.

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