lunes, 21 de diciembre de 2015

UN CADÁVER A LOS POSTRES

Un excéntrico millonario llamado Lionel Twain (Truman Capote), invita a su mansión a los mejores cinco detectives del mundo para que solucionen un asesinato que se va a producir a las 12 de la noche. Se presentan cinco personajes, el belga Milo Perrier (James Coco), la británica Jessica Marbles (Elsa Lanchester), el chino Sidney Wang (Peter Sellers) y los norteamericanos Sam Diamond (Peter Falk) y Dick Charleston (David Niven), todos ellos con sus respectivos acompañantes; la encantadora Dora (Maggie Smith), esposa de Dick; la rubia mujer fatal Tess Skeffington (Eileen Brennan), secretaria de Sam; una inválida que es la enfermera de Jessica; Willie Wang (Richard Narita), hijo adoptivo de Sidney y Marcel (James Cromwell), el chófer de Milo.
Todos ellos serán recibidos por un mayordomo ciego, mientras en la cocina se halla una cocinera sordomuda.
Se enfrentan a una movida noche, llena de misterios, con niebla y tormenta artificiales, en una mansión llena de secretos ocultos.
Una vez que el crimen tiene lugar, los detectives se enfrascan en sus investigaciones y teorías para señalar al sospechoso o sospechosos, descubriendo relaciones ocultas entre cada uno de ellos y el anfitrión, que vienen a enredar aún más la trama, complicando la posible resolución del misterio.


Aunque destacado autor teatral, Neil Simon escribió esta obra directamente para el cine, por más que en algunas reseñas figure que es una adaptación de una obra de teatro previa. En efecto, como obra de teatro la pensó y, de hecho, podría representarse en un único escenario, pues por encima de otras consideraciones, es una obra de diálogos (por cierto, algunos juegos de palabras resultan intraducibles y pierden parte de su encanto humorístico con el doblaje), pero Simon quiso jugar también con el espacio y las posibilidades que le ofrecía hacer deambular a los personajes por la casa e incluso mover o alterar los escenarios y jugar con el punto de vista (un recurso típicamente cinematográfico distrayendo la atención con personajes que van y vienen).
El resultado fue positivo, y la película contó además con una entonada partitura de Dave Grusin, el diseño de vestuario de la gran Anne Roth y la magnífica labor del decorador Stephen Grimes, que proporcionó los excelentes decorados. En posteriores entrevistas, Neil Simon siempre ha recordado el placer que le produjo el poder contar con semejantes profesionales para la película.


Robert Moore, prácticamente un debutante, dirigió con solvencia esta parodia sobre algunos de los relatos de detectives más famosos de la literatura que ironiza sobre los recursos empleados en las novelas del género, aplicando de manera exagerada, todos los códigos, tópicos, giros y personajes utilizados por los autores para "jugar" con el lector.
La película se sostiene con unos diálogos inteligentes y divertidos pero sobre todo con un reparto de lujo. Cada uno de los actores borda su personaje e incluso tiene ese toque fetichista de ver a uno de los grandes iconos de la cultura, Truman Capote, en su soñada aparición cinematográfica, con la que estoy seguro disfrutó, desplegando todo el amaneramiento de sus gestos.
Como curiosidad, que ha evocado Simon más de una vez, está el de contemplar durante las pausas de rodaje a Alec Guinness leyendo el guión de "una cosa" llamada Star Wars… “No está mal, ya veremos”, le decía el gran actor inglés.
Humor inteligente, con un toque absurdo. Para disfrutar.




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