jueves, 24 de diciembre de 2015

EL AGITADOR

Publicada en 1960 en la editorial Destino, se debe a la pluma de Tomás Salvador, un autor hoy casi olvidado, pero muy popular en su tiempo, habiendo recibido varios premios importantes, entre ellos el Planeta, el Nacional de Literatura o el Ciudad de Barcelona. Hombre de los llamados del Régimen, exdivisionario (cambatió en Rusia entre el 41 y el 43), había nacido de Villada (Palencia) en 1921 y a su regreso a España, ingresó en la policía y le destinaron a Barcelona, a la comisaría de Travesera de Dalt. A pesar de su apariencia ruda, era un personaje de talante abierto, el escritor Francisco Candel refería cómo le había apoyado y cómo le había librado a él y a otros de la trena, le recordaba gritándole a un jefazo de su comisaría: “¡Que no son rojos, coño, que son católicos progresistas!”.
El agitador es una curiosa novela, por el tema que trata y el tiempo en que está escrita, ambientada en los críticos años de 1932 a 1936, a través de las vivencias de su protagonista, Juan Corega, narra los primeros pasos del Partido Comunista de España como movimiento de masas, pescando en las aguas de las Juventudes Socialistas y aprovechando la revolución minera del 34 en Asturias y la amenaza fascista para la República que aglutinó a las llamadas fuerzas progresistas alrededor del Frente Popular.
Corega se mueve en ambientes madrileños, primero, para trasladarse a Barcelona, más tarde, y por último a Asturias donde asistirá al auge y caída de la revuelta minera. Los tres escenarios están bien descritos, como de alguien que conoce perfectamente el terreno en el que se mueven sus personajes
Algunos críticos decían de Tomás Salvador que escribía de una manera “ruda y desmañada”, porque no había tenido “formación académica”, como si eso importara, el caso es que en esta novela consigue un buen relato sobre un momento decisivo en la España del pasado siglo, contado con agilidad y en el que mezcla realidad histórica y ficción novelística, haciendo desfilar por él a algunos personajes conocidos de la política del momento y contando una situación que se ajusta bastante a la realidad de la agitación política de un momento histórico en que todas aquellas inquietudes eran vividas con verdadera pasión por quienes intervinieron con mayor o menor protagonismo unos hechos cruciales para la historia de España.




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