lunes, 28 de diciembre de 2015

DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS

Sir James Matthew Barrie (Johnny Depp), es un dramaturgo de cierto prestigio en su Inglaterra natal, a pesar de que la última obra que ha estrenado ha resultado un absoluto fiasco para mal del bolsillo de Charles Frohman (Dustin Hoffman), amigo del autor y dueño del teatro donde tuvo lugar el estreno.
En uno de los días posteriores al evento referido, Barrie estando en los Jardines de Kensington, cercanos a su domicilio, a donde el acudía a pasear con su perro Porthos, conoce a la familia Llewelyn Davies, Silvia (Kate Winslet), una relativamente joven viuda y sus cuatro hijos. Los niños, con los que inmediatamente James se pone a jugar, causan una grata impresión en el escritor, acordando todos ellos, volver a encontrarse allí para compartir sus esparcimientos.
El matrimonio de James no va bien, él y su esposa Mary (Radha Mitchell), duermen en habitaciones separadas y parece que tienen, además, algún que otro problema de comunicación, así que el señor Barry pasa cada vez más tiempo con los Llewelyn Davies, en los que se inspirará para escribir la próxima obra que pretende estrenar que, al final, será representada con gran éxito de público, el 27 de diciembre de 1904 en el teatro Duque de York de Londres. Su título: Peter Pan.
El guión  de la película, se basa en una obra de teatro de Allan Knee titulada "El hombre que inventó a Peter Pan" ("The Man Who Was Peter Pan"), adaptada al cine por David Magee, lo que le valió una de las numerosas candidaturas al Oscar que tuvo la película que, al final, sólo se llevó el gato al agua en una, la de Mejor Banda Sonora.


J.M. Barrie es un personaje conocidísimo en Inglaterra, allí todo el mundo sabe que es el autor de Peter Pan, aunque curiosamente, las demás obras dramáticas de este prolífico autor son prácticamente desconocidas y ha tenido que ser una obra escrita, en principio, pensando en un público infantil, la que le ha llevado a la inmortalidad.
La biografía de Barrie presenta bastantes puntos, si no oscuros, sí que, al menos, se prestan a que más de uno piense mal, es una caso parecido al de Lewis Carroll, sobre ambos ha pesado de forma recurrente la sospecha de una excesiva afición a los niños, llámenlo como quieran. El caso es que Marc Foster, realizador de la película, sostiene que se trató más bien de una persona asexuada, y que investigó mucho sobre el, porque nunca hubiera hecho una película sobre un pederasta.


El film capta esa esencia, lo hace de manera elegante, igual que su relación con la señora Llewelyn Davies, o con su propia esposa, suavizando cualquier connotación morbosa y dejando a interpretación del espectador si había algo más y la película no ha querido mostrarlo.
Habrá quien diga que no se profundiza en estos aspectos de la vida del dramaturgo, pero es que la película opta por centrarse en la creación de la inmortal obra y en resaltar la peculiar fantasía del protagonista.


La película está magníficamente realizada, con una buena fotografía, una banda sonora que ya hemos mencionado que fue premiada por la Academia de Hollywood, una excelente ambientación que nos traslada a la Inglaterra de principios del XX, a la sociedad en la que se desenvolvía los protagonistas y nos adentra en estas familias de clase media postvictoriana.
Un lujo poder contar con secundarios de la talla de Julie Christie o Dustin Hoffman (aunque este parece que sacaba adelante sus escenas a base de repetir tomas una y otra vez) y otros menos conocidos, pero también grandes de la escena como Kelly Macdonald o Toby Jones, por mencionar alguno; y unos niños que están maravillosos, con especial mención a Freddie Highmore que protagoniza, junto a Depp, una de las escenas más evocadoras y tiernas que se han visto en el cine.
Una película para disfrutar.




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