viernes, 21 de diciembre de 2012

LA PEQUEÑA TIENDA DE LOS HORRORES

Seymour Krelborn (Rick Moranis), trabaja en la floristería del Sr. Mushnik (Vincent Gardenia), el negocio va tan mal que el dueño pretende cerrarlo. Hasta que Seymor coloca en el escaparate una planta que brotó espontáneamente tras un eclipse y que causa sensación entre el vecindario por lo diferente que es, hasta que Seymour descubre que la planta se alimenta de sangre humana y se convierte en una especie de justiciero social, matando accidentalmente a víctimas que le sirven para mantener a su planta, a la que llama Audrey II, como muestra de amor hacia su compañera de trabajo, llamada Audrey (Ellen Greene).
La floristería comienza a adquirir notoriedad gracias a la planta que atrae a curiosos y coleccionistas que quieren comprarla, llegando a desplazarse la televisión para cubrir la noticia de la extraña planta.



Hay una película anterior, de 1960, dirigida por Roger Corman en la que tiene un papel secundario Jack Nicholson que se centra en el aspecto de ciencia ficción con tintes de terror del relato y que, con el tiempo, a pesar de lo burdo de su lado cómico, se ha convertido en una peli de culto para los aficionados a este tipo de filmes.


Esta a la que nos referimos ahora, sin embargo, toma como base una obra musical estrenada en Broadway en 1982 y que se mantuvo cinco años en cartel, con música de Alan Menken y libreto de Howard Arhman, que si bien es cierto que está inspirada en el mismo relato que la peli de Corman, se decanta totalmente hacia la comedia musical y su humor es de mucho más nivel que el de la otra.


Los protagonistas están espléndidos en sus papeles y además la peli cuenta con un plantel de secundarios, que en algunos casos se limitan a una mera colaboración muy breve, pero que añaden otro atractivo al film: Steve Martin (genial, como dentista sádico y novio maltratador de la protagonista), James Belushi, John Candy o Bill Murray (muy divertido) entre otros.


Los personajes son arquetípicos, pero están muy bien dibujados, desde el tímido empleado, la rubia despampanante y tontita, el sádico dentista y una especie de coro que actua como en las tragedias griegas y que como en las obras clásicas se expresa cantando.
Por cierto, las canciones son muy divertidas y con mucho ritmo.


La planta, que se convierte en el malo de la película, también habla y canta y es una buena muestra de lo buenos que eran los efectos especiales en algunas de estas pelis anteriores a la era digital.
La película original respetaba totalmente la obra teatral y su final era distinto y más sombrío, totalmente apocalíptico, con las plantas dominando la tierra y devorando a los humanos. Pero tras los pases previos, al ver que los niños salían llorando, el productor, David Goffen, ordenó rodar un nuevo "final feliz" que, eso sí, no defrauda en absoluto y es todo un golpe de efecto.
Muy, pero que muy divertida.




2 comentarios:

  1. Trecce me ha ido viniendo a la cabeza conforme iba leyendo el texto, pero no la recordaba. Creo que como dices es bastante divertida.

    Saludos.

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