miércoles, 4 de enero de 2012

LA CASTA






























Hay un sector de la sociedad que se salva de la crisis, el de los políticos, que siguen a lo suyo. Yo siempre he creído que el que se mete en esos berenjenales es para mandar y medrar, seguramente quedará algún concejal del algún pueblo perdido que lo hace por servicio público, pero los demás, van a lo que van. Hay algunos/as (el pasado gobierno dejó muestras fehacientes) que llegan a ministros sin más rodaje que el de los ascensores del partido, sin conocer las precariedades de los primeros empleos, la frustración que apareja el paro o la ansiedad que acompaña la búsqueda de trabajo.
Ellos y los otros que mandan (léase bancos), nos metieron en la que estamos, se llevaron las ganancias y ahora pagamos entre todos. Hay que apretarse el cinturón, dicen, cuando lo que están pensando en realidad es: Tenéis que apretaros el cinturón. Hechan la culpa al ciudadano manirroto, a los funcionarios (por cierto, aquí meten a todos los que cobran un sueldo de las administraciones, sin hacer distingos de quien se ganó su puesto lealmente acudiendo a una oposición abierta a todo el mundo y en igualdad de condiciones y aquellos otros que han sido colocados allí por el divino dedo de un político a quienes son afines), a todo quisque, menos a ellos. De lo suyo, ni mentarlo. Que le pregunten al ciudadano dónde metería la tijera, de sobra saben lo que diría, por eso ni preguntan, ni se espera que lo hagan.
De los miles de ejemplos repartidos por el país (antes llamado España), uno cualquiera: Cataluña. Despidos o no renovaciones a interinos, cierre de quirófanos los fines de semana, ambulatorios que desaparecen... ¿Y los políticos? De esos (y de las televisiones autonómicas, que esa es otra), ni pío. Los expresidentes de la Generalitat, cobran el 80% del sueldo que recibían en activo por un periodo equivalente a la mitad de los años de mandato. Jordi Pujol estuvo 23 años, Montilla cobrará un mínimo de cuatro años, a razón de 115.224 euros anuales, libre de cotizaciones a la Seguridad Social, más el 60% del sueldo al alcanzar la edad de jubilación (86.418 euros), más una oficina con presupuesto propio, más tres asistentes, más guardaespaldas, más chófer y coche oficial. El coste de esos servicios (sin el sueldo), ronda el millón de euros anuales.
Por si esto fuera poco, el Sr. Montilla es senador dentro del cupo que tiene el Parlament de Catalunya. No tengo noticia de que haya renunciado al sueldo (2.813 euros al mes, más otros 1.882 en concepto de dietas), totalmente compatibles con todo lo anteriormente relacionado.
Por supuesto que Montilla y Pujol no son lo únicos que tienen derecho a estas bicocas vitalicias, otras comunidades autónomas han creado chollos parecidos para sus antiguos mandatarios con la anuencia de todos los partidos: Hoy por ti, mañana por mí. La casta es la casta. Un escándalo.


6 comentarios:

  1. Hola Trecce: Yo siempre he pensado que el salario debe ir en función de las responsabilidades,en el caso que apuntas,los políticos las tienen y muy importantes.El problema no es lo que cobran ,que sí también, el problema es que cobran mucho por el mal trabajo que realizan en general y encima algunos roban con total impunidad.Esto es lo que rebrinca a los ciudadanos.Si encima piden que nos ajustemos los cinturones viendo el panorama...en otros tiempos sería de revolución pero ahora juegan con nuestros miedos y la mayor parte calla.Aunque vamos a ver...porque está el tema muy feo y tristemente se va a poner peor...Saludos!

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  2. Claudia, yo pienso que la ciudadanía está bastante descontenta, no nos están dando ejemplo y la prueba es que cada vez que uno de ellos renuncia a alguna prebenda, es noticia.

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  3. Lo de la casta política ya no tiene perdón se mire por donde se mire. Que un simple concejal de cualquier ayuntamiento gane el doble que un trabajador asalariado no es justo, y si ya hablamos de los sueldazos de las altas esferas la cosa no tiene número. Si en política realmente se entrara por vocación, por méritos propios y sin ánimo de lucrarse a lo burro, se acababa con tanto mamón. Un abrazo Trecce.

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  4. Al político que se retira se le tendría que destruir la agenda de contactos y teléfonos, y posteriormente deportarle durante la siguiente legislatura al extranjero.

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  5. Si no buscaran más que el servicio público, no creo que la plaga de políticos fuera tal. Un saludo Rafa.

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  6. U.F.: No estaría mal, yo me conformaría con que volvieran al trabajo que tenían antes y nada más. Claro que algunos jamás han tenido un trabajo.

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