martes, 10 de enero de 2012

DE OÑATE A LA GRANJA

Siguiendo las peripecias de Fernando Calpena, uno de los personajes protagonista de las novelas de Galdós, viajamos hasta la Corte del Pretendiente D. Carlos, fijada en Oñate, durante la Primera Guerra Carlista, para acabar el relato con los sucesos ocurridos en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, donde se halla la reina legítima, Isabel II y conocidos como Motín de los Sargentos, en 1836, que supusieron la fugaz restauración de la Constitución de 1812.
Los primeros capítulos transcurren con Calpena en prisión y, desde allí, conocemos la caída anunciada de Mendizábal.
De nuevo encontramos citado al zamorano Juan Nicasio Gallego a propósito de su trabajo como censor de prensa, quien era tenido, junto a alguno de sus colegas como del sector duro de los censores, sin embargo de él dice: Me consta que a D. Juan Nicasio le tiene sin cuidado todo lo que de él se dice. Por nada se altera, y continúa muy amigo de todo el mundo, con aquella imperturbable pachorra y aquel cinismo de buen tono.
También, y a propósito del estreno de la obra de teatro El Trovador, se habla de otro zamorano ilustre, el toresano Carlos Latorre, entonces en la cima del éxito como actor. Así dice la novela: Carlos Latorre fue el primero que vio en "El Trovador", por la lectura, una obra de éxito probable...
No puedo resistir la tentación de reproducir uno de los párrafos de la novela, referido a la Corte Carlista, pero totalmente vigente, por desgracia, en este país nuestro antes llamado España:

Falso es todo lo que ves, carísimo, y en esta Corte diminuta no hallarás más verdad que en la grande de Madrid; farsa es la religiosidad de la mayoría de estos cortesanos; hipócrita la creencia en el derecho divino de este pobre Rey de comedia; engañoso el entusiasmo de los que mangonean en el Ejército y en las oficinas. Sólo es verídico el Pueblo en su ignorancia y candidez; por eso es el burro de las cargas. Él lo hace todo: él pelea, él paga los gastos de la campaña, él muere, él se pudre en la miseria para que estos fantasmones vivan y satisfagan sus apetitos de mando y riquezas. No imitemos al Pueblo, el gran inocente, el eterno bobo del mundo civilizado, el polichinela sobre cuya joroba recaen todos los palos. Y pues hemos de comer y de vivir y de abrirnos paso en el tumulto de esta mascarada, pongámonos la careta.


6 comentarios:

  1. Galdós nos dejó una obra literaria muy extensa e interesante. Y gracias a él se conocen detalles históricos, que los historiadores a lo mejor no hubieran contado. Por lo menos, no con la gracia que lo hizo Galdós.
    Hubiéramos necesitado a alguien como Galdós para que hubiera contado todos los entresijos que ocurrieron en España desde la transición hasta ahora.

    Un abrazo

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  2. Los Episodios Nacionales son la gran novela histórica del siglo XIX español y, yo creo, que no ha vuelto a haber nadie que haya sabido retratar su época como lo hizo Galdós.

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  3. Estoy de acuerdo, y para narrar la historia de este país y lo que el vivió, como Galdós han habido muy pocos.Saludos Trecce.

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  4. ¡Hola!
    Magnífico Galdós. Me faltan muchos "Episodios" por leer, como éste que nos muestras, pero que voy conociendo gracias a gente como tu y a que Galdós, afortunadamente nunca pasará de moda.
    Con tu permiso, me copio el párrafo.
    Gracias Trecce.
    Besos.AlmaLeonor

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  5. Efectivamente, Alma, Galdós sigue vigente.
    Un saludo.

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