sábado, 28 de mayo de 2011

EL ERIZO

Peligro, estamos ante la adaptación al cine de una novela de éxito.
Ya sabemos lo que sucede en estas ocasiones, lo primero de todo, comparar una cosa y otra, cuando ya hemos señalado en esta página en alguna ocasión que una cosa es el cine y otra la literatura.
Pero se ve que tiene que ser así, incluso algún reputado crítico, no puede menos que meter la mano en ese peligroso saco.
Voy a decir algo desde el principio, la novela está muy bien y la película también y sin embargo divergen en algunas cosas, algo bastante lógico cuando hablamos de la suma complejidad de llevar a la pantalla, tal cual, una novela que tiene mucho de espiritual.
Cierto que hay cosas en la novela que ni se mencionan en el film, otros asuntos que allí adquieren mayor relieve o en los que se profundiza bastante más y aquí se tocan de pasada, que la edad de la niña no es la misma y que en lugar de escribir un diario, graba una película de vídeo.





Pero dicho esto, insisto en lo del principio, no hay porqué seguir al pie de la letra lo que la novela dice, algo que entendió a la perfección la joven autora del libro, Muriel Barbery, que dejó a la directora y guionista, Mona Achache, total libertad para hacer su trabajo, sin tratar de inmiscuirse lo más mínimo, algo que resulta muy de agradecer por otro lado.



La peli nos trae una original historia, aderezada con mucha ternura, con una buena dosis de encanto y adornada con unas cuantas excentricidades que hacen inevitable que recordemos a Amélie Poulain, aunque ambos relatos no tengan qué ver más que en aspectos puntuales, pero quizá tan importantes como son esa originalidad y ternura, en lo demás son bastante diferentes, aunque podamos apreciar en ambos, rasgos que dotan de identidad a la filmografía de un país, en este caso Francia, dándole ese sello de calidad que muchas veces echamos de menos para nosotros mismos.





Los personajes de la portera, interpretada por Josiane Balasko, el Sr. Ozu, el japonés que se muda al edificio, y que encarna el actor Togo Igawa y, sobre todo, la niña, Paloma, a la que da vida Garance Le Guillermic, son los ejes de la historia, cada cual representado un aspecto (varios en realidad) de la vida de las personas y el edificio, el número 7 de la Rue Grenelle que cobra vida propia, en él ocurren casi todas las cosas del film y además es el refugio en el que se desarrolla la vida de todos estos personajes, al menos la parte que se nos cuenta y se contrapone a los riesgos de la calle, de la sociedad, de donde vendrán precísamente, los peligros y la tragedia.





Una excelente crítica de la alta burguesía francesa, que puede servir para la de cualquier país occiental, sin problemas económicos, acuciada por un montón de insatisfacciones, incapaz de ver las cosas que le rodean, aislándose de las buenas y evitando las malas, egoísta y tremendamente clasista y presuntuosa.





Las lecciones vienen de parte del Sr. Ozu, un extranjero, un hombre de otra cultura que es el único que sabe que para ver hay que mirar más allá de tus narices y de los comentarios filosóficos de Paloma, algunos de ellos impagables. Todo envuelto en un humor sutil, muy inteligente que en más de una ocación dibuja la sonrisa en nuestra cara.





El amor por la cultura; las lecciones de la vida, con su tremenda dureza; el amor intelectual, más allá del sexo; el engaño que supone dejarse guiar por las apariencias; un tanto idealizado todo ello, es verdad, pero de esas y alguna que otra más, es de las cosas de las que nos habla la película, muy bien realizada y con una estupenda ambientación musical.
Quien haya leído la novela, se encontrará con unos personajes tal cual los había imaginado y quien lea la novela después de ver la peli, se encontrará con muchas cosas que no aparecen en el film o en las que no se profundiza de la misma manera, del algún modo se encontrará con un nuevo relato, por eso mi recomendación es que no os perdáis ninguna de las dos, porque disfrutaréis de ambas.
Lo importante no es morir, sino lo que se hace en el momento de morir.








6 comentarios:

  1. La verdad es que la película es buenísima y, a su modo, sabe reflejar lo espiritual del libro. Cada cosa que veo de cine francés me gusta más.

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  2. Yo aún no conozco esa película, pero si suele pasar eso que dices cuando se lleva una novela a la gran pantalla. La gente, se ha hecho ya a la trama de la novela y cuando la película diverge de esa trama, su ele criticarse. No se dan cuenta que la novela es la novela y la película una obra que a lo mejor va por otros derroteros que la novela.

    Saludos cordiales

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  3. Es cierto, José Luis y eso que en este caso estamos hablando de un buen libro y de una buena película, sólo que hay cosas que están enfocadas de diferente manera en cuanto al espacio que ocupan en la narración.

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  4. La película y el libro son muy buenos, aunque el libro tiene la esencia de nuestra imaginación.
    Ya el título "La elegancia del erizo" es revelador. Cuánta elegancia se esconde bajo esas púas de erizo que a veces tenemos. cuanta soledad, inteligencia, decepción, en fin, muchos mensajes nos da el libro.
    Pero creo que es un canto a la vida y al optimismo. Nuestro alma gemela existe.
    Buena entrada.
    Un saludo.

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  5. Hay muchas lecciones encerradas en el texto.

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