Hacia 1930, en un pequeño pueblo de Jutlandia occidental, vive el viejo granjero Morten Borgen (Henrik Malberg). Tiene tres hijos: Mikkel (Emil Hass Christensen), Johannes (Preben Lerdorff Rye) y Anders (Cay Kristiansen). El primero está casado con Inger (Birgitte Federspiel), tiene dos hijas pequeñas y espera el nacimiento de su tercer hijo. Johannnes es un antiguo estudiante de Teología que, por haberse imbuido de las ideas de Kierkegaard e identificarse con la figura de Jesucristo, es considerado por todos como un loco. El tercero, Anders, está enamorado de la hija del sastre, líder intransigente de un sector religioso rival. Tal circunstancia revitaliza la discordia que siempre ha existido entre las dos familias, ya que ninguna ve con muy buenos ojos que sus hijos contraigan matrimonio.
El guion adapta una obra de 1932 del dramaturgo danés y sacerdote rural luterano Kaj Munk (1898-1944). Este hombre había manifestado su admiración por Hitler, incluso por Mussolini, aunque abjuró de sus opiniones sobre ellos por la persecución judía en Alemania y la Guerra propiciada por Mussolini en Abisinia.
Munk acabaría siendo arrestado y posteriormente asesinado por la Gestapo el 4 de enero de 1944 y es tenido por un hombre santo por la Iglesia Luterana.
Historia de resurrección milagrosa provocada por el amor humano, es una expresión extraordinaria de optimismo espiritual que no resulta ni sentimental, ni piadosa. La intolerancia religiosa y las tensiones familiares en esta familia campesina danesa son la base de la película, que explora el choque entre la forma tradicional y conservadora de entender la religión y la verdadera fe y cómo el amor es el mejor (si no el único) remedio contra la intolerancia.
Carl Theodor Dreyer logra sus poderosos efectos de manera simple en apariencia, con una ambientación carente de artificios que consigue subyugar al espectador más allá de estar de acuerdo o no con sus postulados sobre la fe.




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