viernes, 15 de junio de 2018

UNO DE LOS NUESTROS

Henry Hill (Ray Liotta), hijo de padre irlandés y madre siciliana, vive en Brooklyn y se siente fascinado por la vida que llevan los gángsters de su barrio, donde la mayoría de los vecinos son inmigrantes. Como dice él mismo al principio del film «Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón, quise ser un gángster». Paul Cicero (Paul Sorvino), el patriarca de la familia Pauline, es el protector del barrio. A los trece años, Henry decide abandonar la escuela y entrar a formar parte de la organización mafiosa como chico de los recados; muy pronto se gana la confianza de sus jefes, gracias a lo cual irá subiendo de categoría.
La película comienza con una escena en la que un tipo aparece casi muerto en el maletero de un coche. A partir de ahí, un prolongado flashback nos lleva a la infancia de Henry. Cuando volvemos a encontrarnos con esa escena, todo lo que hasta ahora había sido una cuesta arriba de la que el clan salía airoso siempre, empieza a tomar el inevitable descenso que veníamos advirtiendo desde el principio, una cuesta abajo aún más sangrienta, durante la que se nos va revelando la auténtica catadura de cada uno de los personajes, tipos que quieren aparentar fuerza donde también hay debilidad; valentía donde hay auténticas actitudes de cobardes; grandeza, donde de verdad lo que se esconde es la traición y la falta de lealtad. Unos jóvenes que en su adolescencia ganaban más dinero del que podían gastar, jugando a ser héroes y que fueron creciendo en un ambiente que devora todo lo que encuentra a su paso.


Basada en la novela Wiseguy: Life in a Mafia Family, del reportero de sucesos Nicholas Pileggi, coguionista, junto a Scorsese de la película que cuenta la historia real de Henry Hill, un joven de Brooklyn que decide unirse a una de las bandas de mafiosos del barrio, bajo la tutela de Paul, el patriarca de la familia Pauline.
El propio Henry Hill asesoró a Martin Scorsese en muchos aspectos del film, de hecho, su participación como consultor, le reportó unos ingresos de 480.000$


Scorsese comienza la última década del siglo XX a lo grande, con una de esas películas que es un compendio de buena técnica y de historia que atrapa desde el inicio.
Sería baladí entrar en detalles y citar momentos concretos del film, porque hay tantos y tan buenos que, cualquiera que haya visto la película los recuerda. Planos maravillosos, entre ellos un plano secuencia brillante a través de las cocinas de uno de los garitos de moda; travellings; primeros planos; secuencias de cuidada planificación; actuaciones plagadas de matices, ademanes y gestos sugerentes; un guión rico en detalles, entre ellos algunos diálogos de gran nivel; un montaje de maestro y unas transiciones que, sobre todo en la primera parte del film, me llamaron la atención, a base de congelar la imagen que, acompañada de la voz en off del protagonista, dan paso al siguiente episodio de la historia.


Que el film soporte sin menoscabo la comparación con El Padrino, quizá la obra cumbre del género, tiene doble mérito, pero es que en algunas cosas, ofrece una perspectiva que complementa a la obra Coppola y es que aquí los tipos son más cercanos, como más reales y reconocibles, sin que les falten los aditamentos que tanto gustan a los amantes del género (trajes elegantes, coches lujosos, peleas, mujeres hermosas, pisos con adornos realmente horteras, mucha comida italiana...)
Sin ninguna duda una película de esas que salen redondas y que siempre estará en la memoria de los espectadores que hayan tenido el privilegio de disfrutarla, como uno de los films que nunca te cansas de volver a ver.


Una anécdota para concluír: Cuando Scorsese llamó a la oficina de Pileggi para pedirle los derechos de Wiseguy el escritor pensó que se trataba de una broma. El director tuvo que insistir hasta que finalmente le explicó a Pileggi que llevaba años detrás de su libro, a lo que el autor contestó "y yo esperando esta llamada toda mi vida".




4 comentarios:

  1. Buena película y la anécdota que cuentas al final muy curiosa. Por cierto si hay alguien que odia a muerte a Trump ese es De Niro, jajaja joder como le tira; ahora que Trump como es lógico también lo pone templado.

    Salud Trecce.

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    1. De Niro no se calla, ni ante Trump, lo cual no es poco en ese mundillo tan proclive a la adulación.

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  2. Ahora, que un mafioso aparte de la pasta que ha trincado, encima se lleve más asesorando... Tiene delito.

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    1. A lo mejor es que los productores desgravaban por el asunto y les interesaba.

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