La acción comienza en Alemania, a finales de los años 50.
Volviendo del colegio, el adolescente de quince años, Michael Berg (David Kross), (Ralph Fiennes en su época adulta) se siente de pronto enfermo y Hanna Schmitz (Kate Winslet), una desconocida que le dobla la edad, le ayuda a llegar a su casa. Una vez recuperado, Michael busca a Hanna para darle las gracias. Comienza así un apasionado y secreto idilio entre ambos.
Michael descubre que a Hanna le encanta que le lea y su relación física se hace más profunda. Hanna, una mujer seria y reservada, encuentra un inmenso placer en las lecturas que le hace Michael de algunos clásicos de la literatura de todos los tiempos, de “La odisea”, “Las aventuras de Huckleberry Finn”, "David Copperfield", "Doctor Zhivago", "Tintín", "El amante de Lady Chatterley", "La metamorfosis" o “La dama del perrito”, entre otros. Sin embargo, pese a la intensidad de su relación, Hanna desaparece un día misteriosamente dejando a Michael confuso y desconsolado. Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael asiste a uno de los juicios que se sucedieron en Alemania contra los acusado de cometer los crímenes nazis y se queda atónito al encontrarse de nuevo con Hanna, esta vez, como acusada en la vista. A medida que se va revelando el pasado de la mujer, Michael descubre un profundo secreto que tendrá un gran impacto en la vida de ambos.
Basado en una novela con tintes autobiográficos del profesor de derecho y escritor de novelas de misterio, el berlinés Bernhard Schlink, publicada en 1995 y posteriormente traducida a 40 idiomas. Un libro sobre la llamada segunda generación, aquellos afortunados que, o eran muy pequeños durante la guerra o nacieron en la inmediata posguerra. “Tuvimos una infancia ingenua, hasta que, en un momento dado, nos dimos cuenta de lo que nuestros padres, pastores y maestros habían hecho . Cuando amas a alguien que ha participado en algo terrible, se produce un conflicto…”, dice el autor del libro. En Alemania, el movimiento que intentó comprender la Guerra llegó a necesitar incluso de su propio término psicológico: Vergangenheitsbewältigung, es decir “la lucha por aceptar el pasado”.
Buen guión para adaptar la historia a la pantalla, para una buena película que se apoya en unas espléndidas actuaciones, con un trabajo de Kate Winslet unánimemente reconocido y, para redondearla, un montaje que no era sencillo por los continuos cambios de época que se dan a lo largo del film.
Cada lectura puede ser diferente, eso lo saben los apasionados de la lectura, que no siempre se lee el mismo texto de la misma manera, depende de estados de ánimo o de cosas tan prosaicas como lo cómodo que estés en cada momento. Algo así le puede ocurrir al espectador que presencie este film en el que se nos habla sobre temas tan distinto como las relaciones prohibidas entre personas de distinta edad y la culpa en el Holocausto Nazi. Esos al menos son los temas centrales, porque hay otras cosas, como la vergüenza de la protagonista a confesar su analfabetismo pese a que el hecho de que el tribunal lo desconozca, la puede llevar a una grave condena, algo que es real entre las personas sin formación, que se avergüenzan de ello de por vida.
Muchas lecturas se pueden sacar de los distintos mensajes del film, seguramente las más profundas en lo relativo a las barbaridades del nazismo y a la culpa colectiva del pueblo alemán. Hay una frase de uno de los alumnos compañeros de Michael que es reveladora: "Al principio creía en este juicio, creía que era justo, ahora creo que es solo una distracción. Eligen a seis mujeres y las procesan. Dicen: Ellas son las culpables. Porque por casualidad, una de las victimas escribió un libro, por eso las juzgan a ellas y a nadie más. ¿Sabéis cuántos campos hubo en Europa? La gente no deja de hablar de lo poco o mucho que sabía, ¿quién lo sabía?, ¿qué sabían? Pues lo sabían todos, nuestros padres, nuestros profesores, pero esa no es la cuestión, la cuestión es ¿cómo dejasteis que eso pasara? y mejor aún ¿por qué no os suicidasteis al saberlo? Miles, esa fue la cantidad de campos que hubo, todos lo sabían".
Después está el asunto de hasta qué punto eran responsables, algo que ha llevado a multitud de disquisiciones, pues algunas veces, sin pretender disculpar a quienes participaron en todo aquello, se esgrime el argumento de que realmente no eran conscientes del horror, de que estaban tan imbuídos por el sistema de que realmente estaban cumpliendo órdenes, que los judíos eran culpables de algo y todo eso que se dice, que no se les podían exigir responsabilidades.
En fin, película dura, porque duro es el tema, con un planteamiento simple que de ese modo llega directamente al espectador, sin necesidad de didactismos.
Un buen film para reflexionar sobre la culpa y los culpables.
Un párrafo para acabar, lo dice Lena Olin en su breve pero excelente aparición en el papel de autora del libro sobre los campos:
"La gente siempre me pregunta qué aprendí en los campos, pero los campos no fueron una terapia, ¿qué creen que eran, universidades? No estuvimos en ellos para aprender, una acaba teniendo esas cosas muy claras... no vaya a los campos, nada sacará de los campos...nada".
Bueno no he visto la película pero por lo que he leído y narras, a pesar de los tintes dramáticos y duros, algo normal en aquellos años, se trata de un buen film y una muy buena puesta de escena.
ResponderEliminarSalud Trecce.
Estupenda y recomendable película, Rafa.
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