María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo y Silva-Bazán, Duquesa de Alba (Aitana Sánchez-Gijón), una de las mujeres más bellas, liberadas y ricas de la España, de principios del siglo XIX, ha muerto. Jugaba a competir con la reina María Luisa de Parma (Stefania Sandrelli) no sólo en el número de amantes, entre los que estaban Goya (Jorge Perugorría) y Godoy (Jordi Mollà), y de joyas, sino en las más ínfimas cosas. Su vida estuvo marcada por su competencia feroz con la reina y su frustración por no poder retener al hombre que amaba, Godoy. Su inesperada muerte en misteriosas circunstancias, se convierte en el punto de partida de una historia de amores y lucha por el poder.
El guión adapta de manera libre, la novela homónima del uruguayo Antonio Larreta, Premio Planeta 1980.
Me apetece detenerme un poco en este hombre, un tipo muy culto cuya vida estuvo vinculada al teatro como autor, director y crítico.
Cuando recibió el Planeta, con cerca de 60 años, no había publicado un solo libro, pero tenía amplia experiencia en el teatro, como queda dicho y como guionista, quizá muchos no sepan que fue el creador de Curro Jiménez, de cuya exitosa serie televisiva fue guionista y colaboró en los guiones de Los santos inocentes y La casa de Bernarda Alba, de Mario Camus. Durante la dictadura cívico-militar uruguaya se exilió en España, residiendo en Madrid desde 1972 a 1985.
En el guión, Bigas Luna vuelve a contar con Cuca Canals y explora las relaciones entre la Duquesa de Alba con Godoy y Goya y su rivalidad con la reina María Luisa de Parma. Su argumento se centra en las circunstancias que llevaron a la muerte de la Duquesa de Alba, una de las mujeres más bellas y ricas de la época, cuando ella era la dama más envidiada de la corte, durante el reinado de Carlos IV (Carlos La Rosa).
Bien ambientada, las dos mujeres con papeles más relevantes (Aitana y Penélope Cruz), eclipsan con su presencia las actuaciones de sus partenaires masculinos (Perugorría y Jordi Mollà).
De las muchas escenas que podríamos comentar, pues en ocasiones la película está dispuesta a base de cuadros o sketches, hay dos en los que quiero detenerme (por dar una de cal y otra de arena). Una de ellos es la escena del principio de la película, en la que el cortejo de la Duquesa se topa con una procesión semanasantera en medio de la nada. No sé si Bigas habrá querido hacer un homenaje al surrealismo, pero no pega ni con cola, las procesiones de Semana Santa transcurren por los cascos urbanos o las inmediaciones de las villas y no en un secarral a cien kilómetros de la casa más cercana y encima lo adorna con la presencia de un "empalao" tal cual a los de Valverde de la Vera, cuando dice que estamos en Andalucía, que es como colocar a un guardia suizo en Florencia, a un beefeater en Liverpool o a un gondolero en el Sena. Ya se que penitentes hay en todas la semana santas, pero no coloques allí a un empalao, vístelo de otra cosa, que vaya simplemente descalzo con un sayal o algo así, pero no retrates, hasta en el mínimo detalle, a esta figura de la Semana Santa del norte extremeño. Para colmo, allí, en mitad del campo, le cantan una saeta a la virgen y en la escena siguiente, hay un sarao campestre con palmas y flamenquito. Todo un pastiche del typical spanish.
La otra escena, es la danza flamenca que enfrenta a Penélope y Aitana (Pepita Tudó, la amante de Godoy y la Duquesa de Alba), está sí me pareció más conseguida y encima con cierto morbo, una Aitana que estaba en los mejores años de su carrera y Penélope, cuya carrera estaba despegando en aquel momento.
Es una lástima que Bigas Luna se deje llevar, una vez más, por ese fetichismo que se centra en las insinuaciones sexuales, que a estas alturas no escandalizan, incluso pueden quedar bien para quien disfrute viendo chicha, pero lo de Bigas a veces parece obsesivo y lo que provoca es una mezcla entre risa y pena a quien ve la película.
La novela, una especie de thriller con ambientación y fondo histórico, es un relato interesante que parte de un boceto que Larreta tenía preparado para la televisión sobre la figura de Goya y que no llegó a ningún fin, así que con aquellos mimbres, fabricó una novela muy documentada, pues aunque el relato central es inventado, hay muchos detalles que son históricos, y que resulta entretenida de seguir.
En la adaptación, la parte que podríamos llamar policiaca o de misterio del film, no tiene prácticamente interés y el resto, pues tampoco, con lo que se convierte en una película, al menos para mí, bastante soporífera.
Desde luego la competición entre la duquesa de Alba y la reina no podian ir a ininguna parte porque María Luisa de Parma era fea de cojones y hasta la dentadura que usaba era de MADERA.
ResponderEliminarEn una biografía que leí sobre Goya lo que se ve es que estaba el maño loco por la duquesa pero ésta era demasiado promiscua.
La novela de Larreta no es una novela histórica, la película, por tanto, tampoco. De hecho, la reina era, como bien dices, poco agraciada, por ser suaves y aquí la interpreta nada menos que Stefania Sandrelli. ¡Qué más hubiera querido María Luisa de Parma, que tener la décima parte del atractivo de la actriz italiana!
EliminarSin embargo, sí que hay muchos detalles que son historia pura, comenzando por los mismos personajes, todos ellos reales y por algunas de las cosas que se cuentan en la película, por ejemplo, en una escena, se ve una recepción en el palacio de la Duquesa a la que han sido invitados los reyes y las criadas de la de Alba, visten un traje idéntico al que lleva la reina con el único propósito de ponerla en rídiculo, una anécdota que está documentada y que formaba parte de la rivalidad que había entre ambas.