Es algo que me suena de haberlo repetido muchas veces cuando he comentado libros y películas sobre la Alemania nazi: ¿Qué llevó a un pueblo culto a sumergirse en semejante barbarie? ¿Como pudieron dejarse abducir de aquella manera por los manejos de un demente?
En 1932, el alemán Martin Schulse y el judio norteamericano Max Eisenstein, también de origen alemán, son socios en una galería de arte en California, ambos son más que amigos, casi verdaderos hermanos. Martin decide regresar a Alemania, así que Max queda al frente del negocio. Ambos intercambian cartas para mantenerse al corriente uno del otro y del propio negocio, pero cuando en 1933 Hitler asciende al poder, algo cambia radicalmente en el fondo y las formas del pensamiento de Schulse expresado en sus misivas, se convierte en un convencido defensor de la nueva Alemania y su socio queda aterrado ante lo que para él resulta incomprensible.
El relato se publicó por primera vez en 1938 en la revista Story como una denuncia absoluta y clarividente (recordemos la fecha) de la verdadera índole del nazismo. Un año después se publicó en forma de libro y vendió la enorme cifra para la época, de cincuenta mil ejemplares en poco tiempo. Su autora era Katherine Kressmann y el editor pensó que el relato era demasiado duro para aparecer firmado por una mujer, así que le asignó el seudónimo literario de Kressmann Taylor que conservó el resto de su vida.
La clave del libro está en un hecho que presenció Katerine Kressmann y que le llevó a reflexionar sobre lo que pasaba en Alemania y la actitud de los políticos estadounidenses, muchos de los cuales sostenían que en Alemania todo iba muy bien y en 1938, la postura aislacionista en Estados Unidos, era muy fuerte. El hecho a que hacemos mención era, poco más o menos este: Poco antes de la guerra, unos amigos alemanes (cultos, intelectuales, de buen corazón) regresaron a Alemania tras haber vivido en Estados Unidos. En muy poco tiempo se convirtieron en nazis acérrimos. Se negaban a escuchar cualquier crítica contra Adolf Hitler. Durante una visita a California se encontraron en la calle con un íntimo viejo amigo judío. No le dirigieron la palabra. Le dieron la espalda cuando intentó abrazarlos.
Kressmann se preguntó cómo podía ocurrir semejante cosa. ¿Qué les había hecho cambiar de esa manera? ¿Qué les había llevado a ese grado de crueldad?
Algunas de las claves, que no explicaciones (porque no las hay para una mente normal) que pueden ayudar a responder esas preguntas las encontramos en este relato breve que es una pequeña joya literaria, un relato epistolar que nos habla de uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente de la humanidad protagonizado por unas élites y secundado por una parte nada desdeñable de la población de uno de los países más cultivados del momento.
No sé cuales serán las claves que han explicado ese acatameinto de los alemanes al nazismo, pero tengo claro que no era nada dificil que sucediera.
ResponderEliminarEl alemán, por muy cultivado que sea, es como parte de un panal de abejas y precisa siempre formar grupos y a poder ser uniformados para realizar cualquier actividad. Carece de todo sentido de la INDIVIDUALIDAD.
He vivido entre ellos y no son capaces de irse a tomar una cerveza si no es en grupo.
Por otra parte es muy soberbio respecto a sus capacidades técnicas y está convencido de que nadie en el Mundo puede igualar su trabajo de construir una máquina.
Si humillas a todos ellos como sucedió tras la Primera Gran Guerra y sale un iluminado diciendo que pueden volver a ser los mejores del Mundo, el 99% de ellos van tras él.
Hoy mismo sucedería lo mismo si volvieran a tener las mismas circunstancias.
Todo eso que dices, está bien dicho. Pero además del problema del nazismo en general, el libro hace hincapié en el asunto de los judíos. ¿Cómo se puede volver la espalda a alguien que ha sido tu vecino, tu compañero, tu amigo, casi tu hermano convencido de que por ser judío debe ser despreciado? ¿Qué pasa, que lo has descubierto de repente? Convencidos por fanatismo de que los judíos son peligrosos, muchos alemanes volvieron la espalda a seres individuales a los que conocían de antes y con los que habían establecido una estrecha relación de confianza.
ResponderEliminarLo peligroso de esto es que los humanos nos repetimos a lo largo de la historia y en la actualidad suceden cosas parecidas.
Alemania estaba padeciendo una grave crisis, en parte como consecuencia de la primera Guerra Mundial, porque los aliados los exprimieron como a un limón y llega el populista que ofrece soluciones maravillosas a todos los problemas y la gente que lo pasa mal, le sigue ciegamente. Y una de las principales culpables, según Hitler, eran los judios por su fama de usureros. Recordemos el "España nos roba" que se lo creen muchos catalanes.
ResponderEliminarLo que no deja de ser muy triste.
EliminarLos alemanes han liado dos gordas, y parece que no escarmientan, porque de la última salieron escaldados.
ResponderEliminarSalud Trecce
Pues esperemos que no lo intenten de nuevo.
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