sábado, 6 de febrero de 2016

CAÑAS Y BARRO

El 26 de marzo de 1978 se emitió por primera vez en televisión "Cañas y barro", la serie que, basada en la novela homónima de Blasco Ibáñez , supuso una nueva puesta en valor del escritor valenciano gracias a la televisión. Las obras de Blasco habían sido adaptadas al cine en varias ocasiones, ya desde los años 20 del pasado siglo, pero en España, a partir de los 40, por razones obvias, era un autor relegado. La televisión pública regaló a su obra una segunda juventud en plena transición democrática.
La adaptación de la novela al lenguaje audiovisual corrió por cuenta del escritor, guionista y cineasta Manuel Mur Oti, que convirtió el bestseller de Blasco en una serie de 6 capítulos de 55 minutos.
La serie se rodó en El Palmar y la Albufera valenciana, contó con un presupuesto de más de 70 millones de pesetas y un elenco de lujo encabezado por Alfredo Mayo, Manuel Tejada, José Bódalo, Luis Suárez y una entonces jovencísima Victoria Vera.
La producción suponía un claro intento de TVE por hacer un producto serio y de calidad y no se escatimaron medios para conseguirlo.


La novela de Blasco, es un melodrama en el que el "fatum", el destino, parece presidir todo el devenir de los acontecimientos, sobre todo en lo relativo a los protagonistas más jóvenes, Tonet (Luis Suárez) y Neleta (Victoria Vera), cada vez que la vida de el pequeño de los Paloma parece enderezarse, surge algo que tuerce el destino del joven, impulsándole a la mala vida.
El paisaje de la Albufera y el entorno de pescadores y arroceros, forman parte intrínseca del relato que se desenvuelve en ese microcosmos particular, en el que todo se sabe, unos y otros se ayudan, pero tampoco caben los secretos y el peligro de las envidias o la maledicencia está siempre latente.
El relato que Rafael Romero Marchent trasladó a la pantalla, no está exento de cierto toque de humor, muchas veces a través del personaje de Sangonereta (Carlos Romero Marchent), con su especial filosofía de la vida.
En el fondo de la historia, se puede apreciar un enaltecimiento del trabajo y una crítica a la vida regalada que acaba fatalmente en desgracia.


Algunos tramos, tanto del principio, con el matrimonio de Tono (Manuel Tejada) y Rosa (Ana Marzoa) y la adopción de la Borda (Mª Jesús Lara), como del dramático y conseguido final, en el que la tragedia se desata, pasando por el desafío perchando la barca entre el Tío Paloma (Alfredo Mayo) y su hijo, o algunas de las escenas en las que interviene Cañamel (José Bódalo), son un compendio de ternura, ironía, dureza y drama que atrapa totalmente al espectador.
En cualquier caso, estamos ante un trabajo de gran calidad, con una excelente la fotografía de Manuel Merino, que sabe sacar gran partido del magnífico paisaje; muy bien ambientada y con unos actores que parecen en estado de gracia, es cierto que unos más que otros, pero los trabajos de Bódalo, Manuel Tejada, Alfredo Mayo, Terele Pávez o María Jesús Lara, por citar algunos, son todo un ejemplo de interpretación.




2 comentarios:

  1. Recuerdo haber visto la serie de pequeño, en los 80 y me gustaba bastante y eso que no entendía muchas cosas... Curiosamente hace unos días estuve en Silla y hablamos de la serie, y la gente tiene presente la grabación y las barracas donde se hizo son un hito turístico.

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    1. Es cierto que parte de los decorados, se han convertido en un reclamo turístico.

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