martes, 11 de agosto de 2015

GRANDES PRINCIPIOS DE NOVELA (HISTORIA DE DOS CIUDADES)

Que los escritores mueren pero sus obras permanecen, es una obviedad, ellos siguen ahí a través de sus escritos, como cualquier artista por medio de su obra.
Pero quizá uno de los casos más claros sea el de Dickens, muchos de cuyos escritos siguen pareciendo vigentes y, si bien algo alterados por el paso de los tiempos, muchos de sus retratos sobre situaciones de la Inglaterra de su tiempo, son trasladables (diríamos que por desgracia) a los tiempo presentes.
Este inicio de Historia de dos ciudades, uno de esos arranques geniales para una novela, podría servir de preámbulo a cualquiera de los libros que hablaran de situaciones actuales y retrataran los tiempos que corren:

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.



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