sábado, 3 de septiembre de 2011

CUANDO ÉRAMOS SOLDADOS

A veces perdemos un tanto la perspectiva de las cosas, del lugar que ocupamos en el mundo y de que por muy globalizado que todo esté, lo que conocemos realmente bien, es lo que más cercano está a nosotros.
Pensamos que cuando un realizador de Hollywood se pone tras la cámara está pensando en el italiano, el chileno o el coreano que verá aquella película. Puede ser que sea de alguno de esos lugares u oriundo de él y conozca algo de aquello y esté contando una historia que tienen que ver con esos orígenes, en cuyo caso, quizá esté pensando un poco en alguno de esos sitios. De lo contrario, lo normal es pensar que su película, su mensaje, irá dirigido primordialmente (cuando no de forma exclusiva) al público de Utah, Iowa, Tennesse..., en definitiva a sus compatriotas norteamericanos y que las cosas las enfoque desde esos puntos de vista, que quizá a nosotros nos resulten algo lejanos en lo concreto, aunque como pasa con casi todas las historias, tenga esos elementos universales que las hacen válidas para todos.

Con Cuando éramos soldados, a mí se me antoja que se cierra el círculo sobre la guerra del Vietnam, sin perjuicio de que se sigan haciendo películas sobre el tema, no puedo dejar de pensar que más de cuarenta años después, lo que se inició con Boinas verdes, de John Wayne y Ray Kellogg, vuelve al principio.

Desde el comienzo asistimos a un plantemiento dirigido, claramente a exaltar valores patrióticos, con matizaciones, si se quiere, pero la película pretende devolver a los combatientes en aquel conflicto, ya lejano cuando se realizó la peli (es del 2002), el prestigio y el honor que en otras películas se ha puesto en entredicho.

Como si nos pretendiera decir: Ya se hicieron Platoon, Apocalipse Now o La chaqueta metálica, ahora llegó el tiempo de decirle a las nuevas generaciones que los nuestros fueron allí a salvar al mundo respondiendo al llamamiento de la patria y, cuando fue preciso, dieron su vida por ella.
En fin, esto tiene el peligro de perder la perspectiva y volver a cometer los mismos errores.

El tono con que se habla del enemigo es de respeto, se nos presenta a unos vietnamitas inteligentes y con sentimientos, pero lejos de profundizar en ello, eso queda en la superficie, como si fuera pura apariencia. En ningún momento se nos explica por qué combaten y, de vez en cuando, se dejan caer algunos mensajes que les hacen aparecer como un enemigo cruel y despiado, sin ir más lejos, en la escena que sirve de presentación, cuando atacan a la patrulla francesa y el oficial ordena rematar a los heridos, para que no vuelvan jamás, dice.
En este sentido es curioso y significativo el paralelismo que se hace con la batalla de Little Big Horn.

Otro aspecto de la película es el de las familias, al contrario de lo que ocurre en los films de denuncia sobre este conflicto, aquí, las esposas, reciben la noticia del fallecimiento de sus maridos, con resignación y el convencimiento de que han dado sus vidas como servicio a la nación. No hay rencores, ni sentimiento de que sus muertes serán inútiles, han muerto con honor.

Como colofón a esta reivindicación de las tropas americanas, se nos tansmite el mensaje de que la culpa del fracaso fue de los políticos, con el presidente Johnson a la cabeza. Los soldados quedan a salvo de lo que sus jefes civiles hicieron o dejaron de hacer.
Lógicamente, para pintar un panorama así, había que acudir a la primera época de la guerra, cuando la marihuana, el alcohol y las prostitutas de Saigón, aún no habían entrado en escena, cuando la opinión pública aún no mostraba su malestar por aquel berenjenal en que se veían envueltos sus jóvenes.

El enfrentamiento en el Valle de la muerte, fue un hecho real y el guión de la película toma como base el libro de Harold G. Moore y Joseph L. Galloway, que estuvieron allí y cuyos personajes son fácilmente reconocibles. Fue el primer enfrentamiento de tropas regulares norteamericanas con vietnamitas y aunque acabó con una victoria, fue una victoria dolorosa. Lo que no cuenta el film es que las tropas que tomaron el relevo del 7º de caballería que comandaba el Coronel Moore, fueron a su vez derrotadas por los vietnamitas. El viet min había aprendido la lección.

En cuanto a lo que podríamos llamar la parte bélica en sí, el film está muy bien hecho, si con Black Hawk, algunos se quejan de no poder seguir la acción porque se presenta liosa, aquí todo está muy clarito. Los coroneles llevan su estrella en el casco y todo es perfectamente identificable. Se pueden seguir de maravilla las tácticas militares y algunas escenas son de lo mejorcito del cine bélico: El ataque a la bayoneta que rompe la línea vietnamita, los bombardeos de la aviación y los peligros que entrañan para las tropas de propio bando, el fuego de mortero... Además nos muestra algo que fue novedoso en aquel conflicto, el transporte de tropas de infantería hasta el frente por medio de helicópteros de los que saltaban mientras estos volaban casi a ras de suelo. En esos aspectos, está muy, pero que muy bien.

La banda sonora es bastante buena y el trabajo de los actores, pues qué vamos a decir, por ejemplo, de Mel Gibson, nadie va a descubir ahora su talento, pero quedan fagocitados por esa excesiva dosis de patriotismo que se convierte en algo casi empalagoso.
Así pues, las escenas bélicas, magníficas, salvo por alguno de los diálogos que se podían haber ahorrado, el resto...












4 comentarios:

  1. Buenas tardes señor Trecce.

    He de decir que me encanta cuando habla de cine, porque a veces en películas que he visto descubro cosas que me habían pasado desapercibidas y en otras que no he visto, como es este caso da usted las razones para verla.

    Un saludo.

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  2. muy buena peli y hasta bastante emocionante en su trasfondo diria
    eras un genio destripando cine bueno amigo siempre encuentro algo que se pasa por alto pero cuando leo tus entradas hago memoria y ...¡ coño es cierto !
    un saludo amigo

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  3. Pues honor que me hace Vd. Sr. Titán. Me alegro de que te sirvan para algo mis comentarios.

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  4. Vd. sí que es un genio, hawai, destripando engaños y poniéndonos sobre aviso de maquinaciones que pueden pasarnos desapercibidas.

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