miércoles, 23 de junio de 2010

LA MUJER DEL GRANJERO

En esta ocasión, se trata de la adaptación cinematográfica de una obra de teatro.
Es una comedia, de tema que puede resultar pacato, envejecido, simplón y hasta previsible. Trato de ponerme en la época (1928), tal vez les divirtiera en aquel entonces, no lo sé.
La comedia es un género nunca fácil, sabemos de la dificultad que entraña hacer reír, corres el riesgo tanto de pasarte, como de no llegar y quedarte con una mera sonrisa del espectador, que no llega a carcajada y que hará que salga diciendo: Bueno, no está mal, pero...
Es cierto que Hitchcock ya va apuntando maneras en esa peculiar forma suya de hacer humor, tan "british". Hay una frase, al principio de la película, cuando la primera esposa del granjero está a las puertas de la muerte, y que le dice a la criada: "No se olvide de airear los calzones del señor". Ya nos anuncia que, a pesar de la atmósfera y de la tristeza de la escena, aquello no va a ser una tragedia, sino todo lo contrario. En la misma composición de las escenas primeras, ya nos transmite algo que no cuadra con lo dramático.

La frase mencionada, es también un mensaje al espectador, pues más adelante, el granjero le dice a la criada algo así como que su mujer quería que se casara de nuevo, pero no había dicho nombres. Vamos, si te parece poco que le diga que te airee los calzones, frase que puede tener todos los dobles sentidos que se quieran buscar...
El argumento, como digo, nos puede parecer de lo más pueril, más cuando ya desde el principio somos capaces de adivinar, sin ser ningunos genios, cual va a ser el desenlace. Y los gags, tampoco son nada del otro mundo. Sí me parece muy conseguido el personaje del mozo de la granja, Gordon Harker, que en la foto de debajo aparece bebiendo en un plato el líquido que antes ha vertido desde la taza, me encantó su actuación, propia de los mejores cómicos del cine mudo.


Aunque ya digo que el guión no es nada del otro mundo, sí que es verdad que el film está lleno de mensajes visuales, por otro lado, algo lógico tratándose de cine mudo, la mecedora vacía junto al fuego, la chaqueta que utiliza el granjero dependiendo de su estado de ánimo..., todo ello aderezado con alguna escena liosa de esas tipo Laurel y Hardy. En fin, una peli que, como mucho se queda en divertida, que no es poco.




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