En la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, el Alto Comisario de la República, De Roller (Benoît Magimel), representante del Estado francés, es un hombre calculador de modales impecables. Tanto en las recepciones oficiales como en los establecimientos ilegales, no deja de tomar el pulso a una población local cuya ira puede despertarse en cualquier momento. Y más aún cuando un rumor se propaga: parece haberse avistado un submarino, cuya presencia fantasmal podría anunciar una reanudación de los ensayos nucleares franceses.
Con guión del propio realizador, Albert Serra nos trae su última película, una coproducción Francia-España-Portugal, en la que reflexiona sobre el mundo de la política y las formas particulares de hacerla de quienes a ello se dedican. Lo de que el asunto va sobre política, no lo digo yo, lo explica el propio realizador y lo hago constar porque esta es una de esas películas de las que conviene enterarse un poquito de qué va antes de verla, al contrario de lo que ocurre con otras en las que es mejor no saber nada para no destripar el misterio o la sorpresa. Aquí no hay sorpresas y el misterio puede venir a la hora de entender el peculiar modo en que Serra narra lo que nos quiere contar.
Su cine puede seguir siendo catalogado como cine de autor, con todas las connotaciones positivas y negativas que este apelativo conlleva. Con una técnica impecable, el film contiene bellísimas postales de Polinesia y hasta ahí llegan las posibles coincidencias entre quienes vean el film, porque lo demás, seguramente, dará origen a opiniones variadas y controversias de todo tipo, habrá quien se duerma (estoy seguro) y quien encuentre una especie de magnetismo en las formas de Serra para trasladarnos su historia.
Alguien dijo que Antonioni hacía películas aburridas para hablar del aburrimiento y, sin pretender comparar al maestro italiano con el director catalán (¡Dios me libre!, no quiero que nadie me lance una pedrada, que hay gente muy susceptible) hay algo en el film al que se le podría aplicar esa forma de hacer, no en cuanto al aburrimiento (a algunos les parecerá que lo es), sino en que Serra hace uso de una cháchara sin contenido que nos recuerda mucho al lenguaje que emplean los políticos y otros de parecida especie que parece que con su verborrea intrascendente pretenden que nos cansemos de escucharles para poder salir del paso sin haber dicho nada que merezca la pena, pero que nos envuelve en una sensación de que sí que han dicho algo.
En su lenguaje cinematográfico, Serra acude a recursos como la disociación del personaje o el simbolismo de las imágenes o de los personajes, como en el caso de Shannah (Pahoa Mahagafanau), la mujer transgénero que mantiene una enigmática relación con De Roller y que muchos pensarán qué pinta en la historia. Yo pienso que personifica a los polinesíos colectivamente, un pueblo mezcla de culturas europea y oceánica y, en algunos casos, fruto de un prolongado mestizaje.
Como todo el cine de Serra, no es una película fácil, pero para quienes gusten de este tipo de cine o, simplemente, como es mi caso, de vez en cuando apetezcan ver una película diiferente, mi humilde consejo es que busquen el momento para que no verse aplastados por las casi tres horas de duración de la película.
Hola Trecce!
ResponderEliminarEs complicado mantener un metraje de casi tres horas a flote, en cualquier caso si la trama te atrapa al final hasta te quedas con ganas de mas, eso ya es cuestión de gustos. Desde luego que el lugar donde se desarrolla la historia no es de los mas habituales, en Tehaupoo (parte sur de la isla) se encuentra una de las olas mas peligrosas del planeta, en cabeza en cuanto a tamaño estaría la de Nazaré (Portugal).
Saludos!
Hay una escena en la que se ve a los surfistas practicar su deporte.
EliminarPelícula de autor, Antonioni, son referencias interesantes, lo de las tres horas es algo que cada vez me echa más para atrás, pero si merece la pena...
ResponderEliminarNo estoy seguro, esta es una de las películas que uno tiene reparo para recomendar.
EliminarBueno, es lo más potable que ha dirigido Albert Serra, un señor que siempre me ha parecido sobrevalorado (al menos por la crítica francesa), aunque también le reconozco una personalidad única e intransferible.
ResponderEliminarSon películas para determinado público, no digeribles por cualquiera, sin que eso quiera decir nada especial, cada cual con sus gustos.
EliminarDigan lo que digan, a mí Albert Serra me sigue pareciendo un cineasta notabilísimo.
ResponderEliminarEs un cine difícil de comprender por el gran público, pero que, en efecto, tiene algo de notable.
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