Charles (Jean Gabin) acaba de salir de la cárcel. Su mujer le propone que inviertan sus ahorros para montar un hotel-restaurante en la Costa Azul y comenzar una nueva vida. Pero Charles ya no es joven y lo que desea es dar un último y gran golpe que le permita retirarse a lo grande. Tiene un plan perfecto para acceder a la cámara acorazada de un casino en Cannes, que contiene cien millones de francos. Para llevar a cabo el trabajo cuenta con la complicidad de Francis Verlot (Alain Delon), un joven compañero de prisión.
El guión adapta la novela The Big Grab (1959), del estadounidense John Trinian, seudónimo del escritor Zekial Marko.
La música, de Michel Magne, con aires jazzisticos, acompaña a la perfección el desarrollo de un film que recibió un Globo de Oro como Mejor película en habla no inglesa en 1963.
Dos de los actores más representativos de la escena francesa con interpretaciones efectivas, la de un veterano irredento que apenas sale de la cárcel está preparando su próximo golpe y un joven algo alocado que no está dispuesto a llevar una vida al uso como quieren sus padres.
Henri Verneuil nos envuelve en una historia perfectamente estructurada que va subiendo en tensión e intriga, hasta llegar a uno de esos finales sublimes que merecen estar en la historia de los grandes desenlaces cinematográficos.
Salpicada de toques de humor negro, sabe introducir también algunas pinceladas de crítica social, ofreciendo unas secuencias del atraco cargadas de tensión con situaciones que después serán utilizadas en títulos mucho más conocidos que este pero que ya estaban aquí.
Por cierto, en esas escenas finales, alrededor de la piscina del hotel, cobra cierto protagonismo el personaje que interpreta, en su breve papel, el español José Luis de Vilallonga.
Hola Trecce!
ResponderEliminarEmpezare por ese final que destacas y que como bien dices merecería un lugar en la historia. Es sencillamente maravilloso, como logra ponerte en el borde la butaca, esa maleta y esa piscina, con tan pocos elementos y como se construye una de las escenas finales menos citadas y con mas méritos para figurar entre lo mejorcito del cine de todos los tiempos, es realmente una película magnifica y que no suele aparecer en las listas.
Lo de Gabin y Delon es como una conjunción planetaria, ambos están de 10. Me encanta esa foto con los billares. Pase muchos años de chaval y también siendo algo mas adulto dándole al taco, el billar de carambola no se me daba nada mal. Entre Delon y los tacos hay un objeto colgado en la pared, creo que podría ser uno de aquellos aparatos que eran una especie de medidor de tiempo, tenia como un reloj con solo una aguja y contaba el tiempo que jugabas, en función de este pagabas una u otra cantidad. Que buenos tiempos aquellos...jeje
Lo dicho, una fantástica película a reivindicar.
Saludos!
En efecto, estoy casi seguro de que es uno de esos cronómetros, en cuya parte inferior se depositaban las bolas y te cobraban en función del tiempo.
EliminarComo dices, ¡vaya tiempos!
Suscribo vuestros comentarios entusiastas sobre la película (no tanto los del billar, para el que no he sido nunca especialmente habilidoso).
ResponderEliminarA mí tampoco se me daba bien lo de las bolitas, pero me gustaba, sobre todo el billar francés.
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