Dalton Harvey (Mel Ferrer) tiene una gran habilidad con el juego y parte de su fortuna la ha conseguido con las apuestas. Pero para él, el dinero no lo es todo. Se la tiene jurada a Larry Elliot (Renaud Verley), un mujeriego que se dedica a ir de ciudad en ciudad seduciendo a las mujeres para luego abandonarlas. Tiempo atrás Larry sedujo a la esposa de Dalton y cuando la abandonó, ella se suicidó. Desolado, Dalton contrata los servicios de María Marcos (Marisol), cabaretera del Molino Rojo. Su misión es seducir y enamorar a Larry para que Dalton pueda castigarle y conseguir su venganza. El problema es que Maria y Larry se enamoran.
Mel Ferrer ya había trabajado con Marisol, a la que dirigió en Cabriola, aquí comparte cartel con ella como actor en un film con guión de Santiago Moncada y bajo la dirección de Eugenio Martín.
Es una lástima que el guión del film sea un tanto flojo, parece que se extravían a la hora de contar una historia que podría haber dado mejores frutos. La primera parte de la película se hace monótona y cuando empieza la acción, pues eso, que no sacan partido de lo que podría haber dado más de sí, con escenas bien rodadas de persecución en automóvil por las angostas calles de la Lisboa antigua y unos interesantes planos de los lugares más emblemáticos de la capital lusa (Torre de Belem, Estuario del Tajo, Monumento a los Descubrimiento o en portugués Padrão dos Descobrimentos y un llamativo travelling, de nuevo en una persecución, de la maravillosa fachada de los Jerónimos).
Ya digo que si hubieran sabido contarlo mejor, podría haber quedado un film aceptable, pero de este modo, no pasa de ser una película entretenida, con un final que tiene algo de singular.
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