viernes, 2 de octubre de 2015

EL OTRO ÁRBOL DE GUERNICA

Basada en una novela con tintes autobiográficos de Luis de Castresana, por la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, el film es de los que hoy se considerarían políticamente incorrectos, con un grupo de niños de diversos lugares de España, principalmente del País Vasco, que han sido llevados al colegio Fleury, en Bélgica, para ponerles a salvo de la Guerra.
Digo políticamente incorrecta, porque defiende unos valores que ahora "no están de moda", que estos niños españoles, aprendan a bailar la sardana, o que entre todos formen una especie de selección de fútbol, que el bilbaino, arremeta contra el profesor belga que les está explicando la conquista de América a base de tópicos antiespañoles y escriba un ¡Viva España! en la pizarra, no es precisamente lo que se lleva hoy, sobre todo en ciertos entornos.
La película está protagonizada por dos hermanos, Santi (José Manuel Barrio) y Begoña Celaya (Inma de Santis), que van relatando sus experiencias del viaje y de la estancia en Bélgica, ella acogida por una familia que la tiene en palmitas y Santi en un internado donde convive con otros españoles y con niños belgas.
Está fotografiada por Juan Mariné, con algunos planos realmente buenos y la música es de Antón García Abril, que se apoya en aires folclóricos vascos y una pieza de ritmos tradicionales belgas.
En su momento, fue un buen ejemplo de los nuevos aires que soplaban en la España franquista, se podía hablar de ciertas cosas, aunque dentro de un orden ¡sólo faltaba! De hecho, el film de Lazaga cambia algunos matices muy importantes para el espíritu del mensaje que transmite la novela y, aunque la estancia y las vivencias de los niños en su exilio forzado, están bien recogidas con respecto a la novela, ese final, en el que los críos vuelven con cierta tristeza, pues por una parte regresan a un mundo en el que las comodidades que les rodean se tornarán dificultades y penurias y, por otra, los suyos han perdido la guerra y eso, en la novela queda patente y en la película todo se edulcora con la felicidad del regreso, sin hablar para nada de las connotaciones negativas que la guerra tendrá en la vida futura de los muchachos.
Alrededor de dos de las protagonistas femeninas del film, surgió una especie de leyenda tenebrosa, Inmma de Santis y Sandra Mozarowsky, aquí dos niñas de apenas diez años y, con el tiempo, dos de las "lolitas" de las postrimerías del franquismo y primeros años de la democracia, fallecieron en circunstancias trágicas, Inma en un accidente automovilístico en el desierto del Sahara y Sandra que se suicidó agobiada por los problemas derivados de una enfermedad que le dificultaba la quema de calorías y propiciaba una tendencia a adquirir peso en un mundo en el que la imagen de la mujer delgada lo es todo.




6 comentarios:

  1. No recuerdo haber visto la película Trecce, pero si que me acuerdo de las trágicas muertes de estas dos artistas. Una pena, porque eran muy guapas y murieron jóvenes. Y sí, así es; ahora resultan que muchas cosas de las de antes, nombrarlas como que está mal visto, y los radicales de izquierda te dicen "facha". Yo no he sido nunca de derechas, ni lo seré jamás, pero ahora queremos ser ya tan "progresistas" que la mitad se han vuelto gilipollas perdidos. Ni calvo, ni tres pelucas", ni lo de antes ni lo de ahora. Fíjate y te lo comento a ti, porque en el blog ya he dicho que no iba a hablar más de toros; los progres antitaurinos de ahora dicen que los toros son de fachas y de derechas. Cuando la mayoría de ellos, como no tienen ni puta idea, hablan sin saber y por joder: La mayoría de las grandes figuras del toreo, de todos los tiempos, han sido de izquierdas; para que veas lo que saben de tema.

    Un abrazo Trecce, y buen fin de semana.

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    1. Son modas, Rafa, la gente que las sigue por convencimiento, aún, pero la de borregos que no saben de lo que están hablando.

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  2. No conocía esa novela pero por lo que relatas parece interesante pues los republicanos perdedores de la guerra civil enviaron a sus niños a Rusia, Bégica e Inglaterra.
    He conocido a varios de los "niños de la guerra" que fueron a Rusia y que al cabo de 30 años volvieron a casa. Casi todos ellos, tras un periodo de un año en este país, regresaron a Rusia porque decian que allí vivian mejor. Era la Rusia de Kruschev.

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    1. La película, sobre todo en su final, como ya comento, cambia algunas cosas que están patentes en la novela, un buen libro, el de Castresana que fue uno de esos niños de la guerra.
      Aún recuerdo ver en casa de mi padre el libro, en cuya portada aparecía un árbol (en honor al título) y una camiseta del Athletic Club, el equipo de la villa de Bilbao, cuya camiseta pide como regalo al matrimonio que tiene alojada a su hermana, el protagonista de la novela.

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